Además de haberse convertido en el flamante entrenador de uno de los clubes más prestigiosos de la Argentina , Diego Simeone tiene otras cualidades: no le teme al ridículo ni a las comparaciones. Tampoco le molesta ni le preocupa que lo cataloguen como " el David Beckham argentino".
Cauto, incapaz de hablar de más sobre cuestiones que no tienen al fútbol estrictamente como protagonista y, a la vez canchero y cuidadoso de su imagen, el Cholo es uno de los pocos jugadores que brillaron en los 90 que aún sigue gozando del reconocimiento y la complicidad de la hinchada.
" Es un muchacho normal " dirían las abuelas. Y sí, tendrían razón. Es un muchacho común que conoció el esplendor europeo en los 90 y que volvió siendo el mismo que había partido. Aunque, a decir verdad, es cierto que algo en él había cambiado.
Allí se acostumbró a gozar de las mieles del lujo y del confort. Y a adornar su cuerpo con ropa de los mejores diseñadores y estilistas.
Lo mismo ocurrió con su esposa, Carolina. Ella truncó su carrera de modelo para seguirlo. Y ahora, volvió por la revancha.
Los dos fueron los protagonistas de una producción de la revista Caras. Allí, hicieron gala de su histrionismo jugando a emular a los Beckham. Ahora, antes de que comenzara la pretemporada, el matrimonio se paseó por las playas de Punta del Este, mostrando una vez más sus cuerpos torneados y su pasión por la estética. Otra vez, acapararon los flashes y las miradas.