Esta historia nació a los golpes. En medio de la desolación y el riesgoso contorno de la zona brava de San Martín. En la frontera del barrio Lanzone y Villa Hidalgo, bajo el techo de un humilde gimnasio de boxeo llamado Honor y Patria. Fue allí, en esa geografía ruda, decorada por un ring, donde Ana Laura Esteche y Yohana Giménez un día decidieron darle vida a su propia fábula en forma de pelea. Poco les importaron los prejuicios y las broncas acumuladas por dos años de desencuentros y, entre ganchos, cross y jabs se declararon el amor. “Es muy cierto eso de que del odio al amor hay sólo un paso. La primera vez que volvimos a vernos fue con los guantes puestos. Y después de fajarnos a trompadas de lo lindo, de sacarnos las ganas, nos dijimos todo lo que sentíamos, nos abrazamos y no nos separamos nunca más”, recuerda Ana. Al mismo tiempo, Yohana le reconoce el valor de haber sido quien inició la relación: “Si hoy estamos juntas es porque Ana tuvo la valentía de buscarme y decirme lo que le pasaba”.
De aquel episodio ya pasaron más de cuatro años y montón de contratiempos. Hoy, tal vez, la historia cobre notoriedad porque Ana Laura Esteche es una de las catorce campeonas del mundo que tiene el boxeo argentino en la actualidad y la única en declararse abiertamente lesbiana sobre un ring. “Esta victoria se la dedico a mi mujer, Yocky, y a mis padres, porque hace mucho que no les digo que los amo... Pero sobre todo a mi mujer...”, dijo Ana la noche que derrotó a Mónica “la Gata” Acosta y se consagró campeona mundial superligero AMB, en 2014. La confesión pública de la Monita rompió con los tabúes.
Desde hace tres años Esteche y Giménez viven juntas en un pequeño departamento que los padres de Yohana le permitieron levantar sobre la losa de su propia casa. Las dos tratan de subsistir gracias a las ganancias que aporta el boxeo, pero muchas veces no alcanza y es necesario sumar otros ingresos. “No me da ninguna vergüenza decirlo, pero a veces nosotras ayudamos a los hermanos de Yocky a recoger escombros y a limpiar terrenos, porque es una manera de ganar un poco más de dinero”, confiesa la Monita, quien acumula un récord profesional de once triunfos
(dos KO), un empate y tres derrotas.
Esta muchacha de 24 años, hija de una familia humilde de San Martín, acostumbrada al sufrimiento, al dolor y al amargo sabor de la sangre en la boca, todavía dice tener un rival al que le está costando derrotar: los prejuicios de su familia. “Nos vemos muy poco, casi no hay trato... Cuando yo les conté a mis padres de mi relación con Yohana, ellos no me entendieron. Espero que con el tiempo esto se pueda solucionar, porque lo importante en la vida, creo yo, es ser feliz, y con Yocky lo somos”, comenta la Monita.
“Tener una novia boxeadora es algo bueno para las dos, porque nos ayudamos para correr a las mañanas, por ejemplo; las dos queremos progresar. Ella ya es campeona, ojalá que me toque a mí”, comenta Yocky, quien también admite que sufre mucho cuando ve a su compañera sobre el ring: “Una sufre más cuando la otra está peleando... Tratamos de darnos ánimo mutuamente y estar tranquilas”.
Yohana Giménez, a pesar de tener 26 años, recién está comenzado su carrera como boxeadora profesional. Bajo las órdenes de Pileta Gómez, el primo del Chino Maidana, acumula cuatro victorias y una derrota. Pero tiene en el horizonte un objetivo claro: ser campeona mundial. “Antes de fin de año lo voy a lograr, ésa es mi meta”, comenta convencida Yocky, quien admite que siempre fue machona y le gustaba pelear en la calle, pero que el boxeo profesional la ayudó “a calmar ese ímpetu callejero”.
La Monita y la Yocky no leen cuentos de princesas. No sueñan con el vestido blanco ni con el príncipe azul. Son dos chicas curtidas por las paradas más bravas que les tiró la vida y disfrutan del presente sin tapar nada. “Después de todo, la felicidad no se esconde, se comparte, y nosotras somos felices. Tan felices que a fin de año nos vamos a casar; eso sí, primero tenemos que ser campeonas del mundo las dos”, cierra ilusionada Yohana, mientras
Ana se sonroja y la toma de la mano. Después de todo, el amor también se erige a los golpes y se demuestra con gestos…
El país con más campeonas
Ana Laura Esteche es una de las 23 campeonas mundiales que dio el boxeo nacional a lo largo de su historia. Ningún otro país suma tantas mujeres ganadoras de cinturones mundiales. No está nada mal si se tiene en cuenta que esta disciplina, que se reglamentó en los Estados Unidos a comienzos de los 90, sólo dejó de estar prohibida en nuestro país para las damas en 2002. En la actualidad, con 14, Argentina es el país con más títulos mundiales vigentes en el boxeo femenino. Le siguen México, con siete, y Japón, con seis.