Cuando conceptos claves del deporte de competición en niños menores de 13 años como la audacia, la paciencia, el respeto, la humildad, la recreación, la sociabilización y superación se tergiversan y la exigencia máxima pasa a ser el éxito a cualquier precio y la salvación económica, la actividad deja de ser sana y se convierte en una pesadilla para los niños. Así lo indica el último informe de la ONG Save the Children, en donde el caso de Lionel Messi figura como contraejemplo del negocio sucio del tráfico de menores de países del tercer mundo a equipos europeos sin visado y sin un contrato firme.
Luego de asegurar que cada vez son más los casos de menores que llegan desde África y Sudamérica a Europa engañados por supuestos agentes que les prometen un futuro exitoso en el fútbol profesional y que muchos de ellos terminan en la calle por la falta de recursos para volver a sus países, el informe toma el caso de “La Pulga”. “Existen numerosos ejemplos también de jóvenes que han encontrado en el fútbol todo un mundo de oportunidades”, explica el texto al hacer referencia al crack argentino.
El tráfico de menores creció de forma sostenida durante los últimos años. Una de las claves es la propagación de academias de fútbol en países africanos y la proliferación de agentes ilegales que inducen a familias pobres a endeudarse para poder mandar a sus hijos a Europa con la promesa de llevarlos a las grandes ligas y convertirlos en estrellas de fútbol. Según el informe, tan sólo en París hay 600 jóvenes que quedaron sin plata, sin visa y sin un techo luego de un engaño de este tipo.
Algunos números. “Aproximadamente el 70 por ciento de jóvenes atletas resulta en gran parte beneficiado por el deporte de competición, pero el 20 por ciento vive situaciones de riesgo y el 10 por ciento tendría alguno de sus derechos violados”, expresa Save The Children. Los ejemplos del informe giran en torno a los jóvenes gimnastas, el boxeo infantil y los niños futbolistas. Frente al avasallamiento de los derechos infantiles, “la legislación internacional ofrece una mínima protección”.
China, un éxito olímpico basado en la explotación. Según explica el informe, las grandes conquistas de China en los Juegos Olímpicos, en los comenzó a participar en el año 1984 tras un larga ausencia, responde al papel de las escuelas deportivas, algunas solventadas por el Estado y con apoyo fundamental del Gobierno. Allí, niños de entre 4 y 18 años entrenan de forma rigurosa de tres a cinco horas diarias motivados por la obligación de lograr una medalla en la gran competencia. Muchos quedan en el camino. Muchos otros, se alejan de las escolaridad y una vez que el sistema los escupe, tienen grandes dificultades para volver a insertarse en el mundo laboral.
*Redactora de Perfil.com.