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El partido quedó en segundo plano. El 1-0 ante Honduras, también. El foco de atención en la selección argentina estuvo puesto en Messi. El rodillazo involuntario del defensor hondureño Oliver Morazán le provocó a Leo un dolor en la zona lumbar que preocupó a todos. La cara del entrenador Gerardo Martino en la conferencia de prensa post partido fue elocuente. De todos modos, el médico del plantel calmó los ánimos. Aclaró que no hubo fisura ósea y explicó: “Messi está mejor, con menos dolor. Su recuperación es día a día, hay varios tratamientos para este tipo de golpes”.
El parte médico oficial de AFA es claro: detalla que existe una “importante contusión ósea y de partes blandas de la parrilla costal izquierda (las últimas tres costillas, en realidad) y de la zona paravertebral lumbar”. También aclara que a Messi le practicaron una tomografía axial computada y una resonancia nuclear magnética como parte del tratamiento médico.
Messi pasó la noche del viernes en reposo dentro del hotel, por la mañana no participó del entrenamiento regenerativo con público que hicieron sus compañeros en el Estadio Bicentenario de San Juan y después del mediodía viajó a España para declarar en la causa en la que está acusado de evasión fiscal, aunque el médico dijo que no le recomendaba un viaje tan extenso debido a la lesión.
Día movido. Mientras el plantel del seleccionado se entrenaba, Javier Pastore y Ezequiel Lavezzi realizaron trabajo diferenciado en un costado del campo de juego para recuperarse de los desgarros que sufrieron. Después del entrenamiento, el plantel tuvo unas horas de descanso y por la noche viajó a Estados Unidos para comenzar con la recta final de la preparación para el debut frente a Chile, el lunes 6 de junio en Santa Clara, California. Será un debut con suspenso: debido a la lesión en el amistoso del viernes, Martino no sabe si podrá contar con Messi.