El séptimo partido de la semifinal de la Conferencia Oeste fue chato y feo, sin brillo y con más desaciertos que aciertos. De visitante, los San Antonio Spurs tuvieron un 39,5 por ciento de efectividad en tiros de campo, poco para un campeón reinante obligado a ganar sí o sí para evitar la eliminación. Igual les alcanzó y ganaron 91-82, en parte gracias a que los New Orleans Hornets estuvieron horribles desde la línea de tres, de donde acertaron sólo el 23 por ciento.
Perdieron los Hornets de Byron Scott y sólo les queda el consuelo de saber que sus figuras, con el talentosísimo base Chris Paul a la cabeza, son jóvenes y volverán la próxima temporada. Mientras tanto, y a partir del miércoles, podrán ver a los Spurs jugar la final de Conferencia contra Los Angeles Lakers, serie que abre en la ciudad californiana.
Ganaron los Spurs y Emanuel Ginóbili marcó 26 puntos sin necesidad de brillar (de hecho, lejos estuvo de hacerlo). El argentino fue figura porque acertó más que el resto, no porque descollara o dominara con ataques al aro o perfección triplera.
Antes del partido Micheal Finley, escolta experimentado en partidos de play-offs y suplente natural de Ginóbili, había dado su diagnóstico para que los Spurs lograsen su primera victoria de visitante en la serie. Había que empezar bien, jugar bien en el medio y terminar bien, dijo Finley. Los Spurs le hicieron caso, en parte. Sólo en parte, porque arrancaron bien y marcaron diferencias de entrada, pero después su ventaja se basó tanto en logros propios como en ineptitudes rivales.
El mejor ejemplo fue el el tercer cuarto. En los seis partidos anteriores, el ganador había marcado la mayor diferencia en ese periodo, en cambio anoche el cuarto fue un desperdicio en el que ambos marcaron un misero total de 34 puntos y se cansaron de errar. Si los Hornets hubiesen enderezado un poco el tiro, habrían dado vuelta el marcador. Si los Spurs hubieran andado más derecho, habrían destrozado a sus anfitriones.
El de anoche fue el centésimo partido número siete en una serie de play-offs de la historia de la NBA y en 79 oportunidades había ganado el local. Los Spurs nunca habían vencido en un séptimo de visita y, de hecho, la última vez que jugaron el séptimo lejos de casa fue en 1990, con una derrota contra los Portland Trail Blazers. Del actual plantel, sólo Kurt Thomas había ganado un séptimo de visitante alguna vez (cuando los New York Knicks vencieron a Miami Heat en 2000). Se dijo tras el sexto partido de la serie: San Antonio no se cansa de re-escribir la historia.
Una de los elogios recurrentes para Gregg Popovich es que logra armar planteles amplios, equipos con muchos jugadores capaces de actuar sin desentonar junto al super-trío de Tim Duncan, Tony Parker y Ginóbili. Una vez más quedó demostrado ayer, cuando los suplentes marcaron 22 puntos (en los Hornets, un suplente, Jannero Pargo, hizo 18 y el resto hizo uno solo).
Ahora llega el turno de los Lakers y los Spurs no tienen tiempo ni para descansar, aunque lo necesitarían para ajustar detalles. Parece poco probable que si juegan como lo hicieron a lo largo de la serie con los Hornets, más que nada de visitante, puedan ganarle al equipo de Kobe Bryant. Pero habría que ser muy osado para dar por derrotado al conjunto texano. Después de todo, con los Hornets su trío no funcionó a pleno e igual salieron victoriosos. Sea como sea, valdrá la pena ver lo que viene.
*Editor de Perfil.com.