Ocurrió otra vez. Y en Boca. Un jugador fue denunciado por violencia de género. Y el mundo del fútbol quedó nuevamente preso de sus propias contradicciones. Hoy es Salvio, ayer fueron Villa, Cristaldo, Zárate. Mañana habrá otros, sin duda. Y cada caso quedará salpicado por reacciones tibias y miradas cómplices.
Cada denuncia contra un futbolista incomoda. Expone las miserias de un ámbito que no está habituado a hacer autocrítica ni a modificar actitudes conservadoras. Los cimientos se sacuden, entonces ocurre lo esperado: hay silencio o reacciones impostadas.
A Salvio lo denunció Magalí Aravena, su ex esposa y madre de sus dos hijos, por lesiones en la madrugada del jueves. El jugador la arrastró con su auto, le provocó traumatismos en una rodilla y huyó del lugar en Puerto Madero. Ayer volvió a entrenarse junto con sus compañeros del plantel de Boca. En la conferencia de prensa después del ensayo el entrenador Sebastián Battaglia explicó por qué el delantero no estará entre los concentrados para el partido de mañana ante Lanús: “Su cabeza no está para el fin de semana. Pasa por una situación difícil y comprendemos lo que está viviendo”. Va de nuevo: “Comprendemos lo que está viviendo”, justificó Battaglia.
Impunes. El 8 de noviembre de 2020 fue un domingo muy particular: tres futbolistas que recientemente habían sido denunciados por violencia de género jugaron en sus clubes como si nada hubiera sucedido. Johan Carbonero, de Gimnasia, se dio el lujo de convertir uno de los goles del empate ante Vélez, en Racing regresó Jonatan Cristaldo después de cuatro días de penitencia y Sebastián Villa volvió a ser titular en Boca.
En ese contexto, plena pandemia, en Boca, por ejemplo, no tenían un protocolo de género; entonces no impulsaron ningún tipo de acción. Dejaron el tema en la Justicia y solo se limitaron a emitir un comunicado lamentable que no mencionaba el nombre del jugador ni reparaba en la víctima.
La denuncia contra Salvio es la primera que llega al club con el Protocolo de Prevención y Acción Institucional activo. Esta norma contempla “todos los hechos de violencia en razón de género que se produzcan dentro de las instalaciones del club o que afecten a éste, como así también todas las personas, sin necesidad de distinguir el tipo de modalidad que los vincule con la institución” y podría sancionar a los involucrados con “amonestación, suspensión, cesantía y expulsión”.
Boca es, precisamente, el club donde más resuenan las denuncias por violencia de género. Además de Salvio, hay otros dos jugadores involucrados: Sebastián Villa enfrenta una causa que llegará a juicio oral por violencia de género contra su ex pareja Daniela Cortés, y Cristian Pavón, imputado por la Justicia de Córdoba por el presunto delito de “abuso sexual con acceso carnal” contra Marisol Doyle. Además, al arquero Agustín Rossi lo denunció por lesiones su ex pareja Bábara Segovia cuando todavía atajaba en Defensa y Justicia.
Tiempos de cambios. La burbuja del fútbol masculino es menos permeable que el resto de la sociedad a los cambios culturales que derivaron del Ni Una Menos. La deconstrucción es lenta, perezosa. Los debates y la toma de consciencia son excepcionales.
“Hace unos cuatro años que venimos trabajando los temas de género en los clubes de fútbol, con la creación de áreas de género y de protocolos, y de a poco estas políticas se fueron insertando. Son pasos grandes, pero también lentos”, analiza la abogada Paula Ojeda, titular del Departamento de Género de Vélez. Y agrega: “Muchos dirigentes se están dando cuenta de que ante un caso de violencia el camino es visibilizarlo y no tratar de tapar el sol con la mano”.
Ojeda también valora que desde la AFA haya interés para que estas cuestiones se sigan trabajando en los clubes y reconoce que la única solución posible es trabajar con capacitaciones sobre género desde las inferiores hasta los planteles de Primera. “La educación es el único camino para impulsar los cambios culturales que se necesitan”, concluye Ojeda.
El único culpable. El caso de Alexis Zárate es emblemático. En septiembre de 2017 fue hallado culpable por abusar sexualmente de Giuliana Peralta, episodio ocurrido tres años antes. Según quedó probado en la causa, el entonces jugador de Independiente había violado a Peralta mientras ella dormía junto a quien era su novio, Martín Benítez. Zárate es el único futbolista de Primera que tuvo una condena firme.
Son cerca de veinte los clubes de Primera que tienen departamentos de género y que establecieron protocolos para casos de violencia. De todos modos, ponerlos en práctica no es tan sencillo. Los futbolistas son patrimonio de los clubes y en muchos casos los dirigentes prefieren no sancionarlos para que no pierdan valor. Es el modelo “todo pasa” que impuso Don Julio durante 35 años, pero que en estos casos ya debería ser parte de un pasado lamentable.
No juega, no concentra ni viaja
Luego del escándalo por la denuncia de su ex esposa por violencia de género, Eduardo Salvio se entrenó ayer con Boca, pero no jugará el fin de semana y tampoco se concentrará con el plantel. Salvio llegó en un automóvil al entrenamiento sentado en el asiento del acompañante, ya que la Justicia lo inhabilitó para manejar por tres meses.
El jugador quiso evitar la guardia periodística instalada en el predio que Boca tiene en la localidad de Ezeiza, ingresando por una puerta trasera, –lo cual no es la habitual–, pero sin embargo la prensa logró registrar su llegada.
Según lo determinó la Justicia, Salvio deberá informar su posible salida del país, algo que complica la situación de Boca, que debe afrontar dos partidos de visitante en la Copa Libertadores –frente a Corinthians en San Pablo y ante Always Ready en La Paz–, que además tiene varios futbolistas sancionados por Conmebol por los incidentes del año anterior en el partido con Atlético Mineiro.
“No hubo violencia”
El abogado Fernando Sicilia, uno de los defensores de Toto Salvio, aseguró que “no hubo violencia de género” de parte del futbolista hacia Magalí Aravena, a la vez que relató cómo fue la secuencia del incidente ocurrido en Puerto Madero.
“Salvio no estaba violando ninguna norma de tránsito. Ella se para arriba del auto y empieza a patearle el auto. Cuando se baja, estaba la ventanilla baja y atrás estaba una prima de Sol y Magalí (Aravena) la confunde y la empieza a insultar. Ahí Salvio intenta irse y Magalí se aferra al auto para pegarle. No hubo violencia de genero para nada”, señaló en Radio Rivadavia.
Tras haber sido citado por la fiscalía y haber prestado declaración, Salvio y sus abogados están a la espera de que se realicen las pruebas que la defensa demandó para la investigación del hecho y el letrado dijo al respecto: “Hasta el momento lo único que hay son declaraciones de la supuesta víctima”.