Para Palermo, ya no hay "brujas" que valgan

El gigante Boca Juniors justo se despertó anoche ante Estudiantes y lo venció 3-1 en el Estadio Ciudad de La Plata, nada menos que con tres conquistas del Titán Martín Palermo.

Palermo tuvo un rendimiento excelente y definió este partido correspondiente a la quinta fecha del torneo Clausura que le sirvió a Boca como paliativo por el tricampeonato doméstico que se le escapó de las manos en diciembre último ante el mismo rival y para reacomodarse en la lucha por este título.

En cambio, a Estudiantes el descuento que sobre el epílogo consiguió José Luis Calderón no le alcanzó para evitar la pérdida de un invicto que se extendió durante 17 fechas. Además, el equipo de Diego Simeone cayó ante un rival directo en la lucha por el Clausura.

Las lesiones del defensor Sebastián Domínguez en Estudiantes y del mediocampista Sebastián Battaglia en Boca terminaron siendo importantes para el desarrollo de este cotejo que tuvo un parcial exageradamente favorable para los xeneizes por 2-0.

Domínguez tuvo que dejar su lugar en el equipo por un problema muscular a poco de comenzado el juego, pero su ausencia se notó en demasía en una escena clave, a los 39, cuando el paraguayo Claudio Morel Rodríguez mandó un centro pasado desde la izquierda y Palermo entró libre para definir de cabeza.

Esa conquista del Titán fue por demás injusta porque Boca había sido escasamente productivo hasta entonces, pero pronto quedó en evidencia que la consistencia de la retaguardia albirroja distaba de disponer de la seguridad habitual. Quien frotó la lámpara a continuación fue Juan Román Riquelme.

El talentoso armador pasó entre varios adversarios y tocó en tiempo y forma para Palermo, quien, a los 44, puso un 2-0 sólo explicable por la contundencia de los auriazules.

Quedó en claro en ese capítulo inicial que para Estudiantes no fue lo mismo jugar con Domínguez que con el colombiano Josimar Mosquera como segundo marcador central.

Ahora, ¿por qué fue clave la salida de Battaglia? porque al revés de lo ocurrido con Domínguez en la formación adversaria, el conjunto de la ribera mejoró y se equilibró cuando, a los 33, Pablo Ledesma entró en lugar del capitán, quien dejó la cancha por una lesión de tobillo.

En definitiva, el 2-0 del primer tiempo fue tremendamente exagerado porque hasta la salida de Battaglia el que había jugado mejor fue el campeón del Apertura 2006.

Estudiantes no logró ponerse en ventaja porque al equipo le faltó precisión en velocidad en los últimos metros.

Hubo una escena que concluyó en una conquista de José Luis Calderón, pero todo fue anulado por posición adelantada del experimentado artillero. En otra acción favorable para los locales, quien falló frente al arco fue Mosquera.

Pero a Estudiantes le había faltado eficacia en las dos áreas justo ante un gigante como BOCA y el 2-0 simplemente fue una muestra de lo que puede ocurrir cuando se despierta.

En el segundo período a Boca se lo vio entero, seguro, como si se hubiera sacado una pesadilla de encima.

En cambio, a Estudiantes le sobró voluntad, pero le faltó el fútbol que tanto lo distinguió desde que comenzó el ciclo liderado por el Cholo Simeone.

Boca siguió despierto y el anfitrión continuó con la búsqueda del descuento cuanto antes, pero fue Palermo quien volvió a convertir y prácticamente definió el juego.

Fue una noche perfecta para Palermo y reconfortante desde todo punto de vista para Boca. Para Estudiantes se trató de un paso en falso justo ante uno de esos oponentes que cuando tiene la chance no perdona.