Cuando el defensor del Birmingham Martin Taylor partió en dos la pierna de Eduardo da Silva en un encuentro frente al Arsenal, la ilusión croata para la Eurocopa sufrió un impacto proporcional a la gravedad de la lesión del delantero.
"El camino al oro sin Dudu (por Da Silva) es mil kilómetros más largo", escribió Zvonimir Madgic, periodista local.
La frase demuestra la importancia del atacante en el andamiaje ofensivo de la selección y representa la amargura del pueblo croata por su ausencia. El agresor, aseguró el columnista, debería ser juzgado en suelo balcánico "por una corte marcial".
Desde que el extraordinario combinado de Davor Suker quedó tercero en la Copa del Mundo de Francia 1998, los rojiblancos esperan en cada torneo revivir aquel podio, preferentemente ocupando un cajón superior.
Con Da Silva, naturalizado croata pero nacido en Brasil 25 años atrás, había una sensación generalizada de que en Austria y Suiza podía conseguirse la mejora soñada. Una ilusión nacida de la muy buena actuación durante la clasificación, eliminación de Inglaterra incluida.
Sin el ídolo, los aficionados abandonaron la seguridad que les desbordaba antes de la escalofriante lesión. Pero hay un hombre que puede recuperar las vibraciones positivas: Slaven Bilic.
El técnico, el más joven de los 16 que estarán presentes en Austria y Suiza, es una figura carismática y su habilidad como motivador es muy respetada en su país.
El ex marcador central, de 39 años, ya se encargó de repintar el panorama y señaló que la situación no era tan mala como quieren presentar los medios locales, que avizoran un catástrofe en el grupo que comparten con Polonia, Alemania y Austria.
Razones para creer en el poderío croata sobreviven en los pies de jugadores como Mladen Petric, segundo goleador en la etapa clasificatoria tras Da Silva, Luka Modric, estrella del Dínamo de Zagreb, y Niko Kranjcar, pieza clave del Portsmouth.
Modric, de 22 años, atesora talento para transformarse en una de las estrellas del torneo, a tal punto que dirigentes de su club declararon que hubo ofertas por él de más de 50 millones de euros (78,9 millones de euros).
Kranjcar, de 24 años e hijo de una ex estrella de la antigua Yugoslavia, Zlatko Kranjcar, está llamado a compartir el liderazgo con el pequeño mediocampista del Dínamo.
El jugador supo ganarse su condición de pilar indiscutible y reconciliarse así con el público. En la etapa anterior, con su padre como seleccionador, se comentaba que su presencia en el equipo se debía sólo a sus lazos familiares.
Más allá de los tres destacados, el plantel cuenta con un sólido guardameta como Stipe Pletikosa -Spartak Moscú-, y algunos nombres con centenas de kilómetros recorridos en los campos europeos: el capitán Niko Kovac -Red Bull Salzburg-, Dario Simic -Milan-, Robert Kovac -Borussia Dortmund-, Jerko Leko -Mónaco-, Ivan Klasnic -Werder Bremen- e Ivica Olic -Hamburgo-.
Ellos serán los encargados de que el país entero olvide la patada asesina de un tal Martin Taylor.