Racing y Estudiantes ya terminaron de jugar esta Liga Profesional. Lo siguen haciendo, es cierto, pero son un espejismo: un holograma de lo que supieron ser. Ahora solo les queda completar la grilla de fechas para intentar estar en la zona de clasificación a las Copas, y enfocarse en su verdadero objetivo: el Pincha en la Sudamericana y La Academia en la Libertadores. Lo demás importa poco.
El empate aburrido que protagonizaron anoche en La Plata valida esa teoría. Había expectativas de partidazo o lindo partido, pero fue soporífero. Hubo más fricciones que juego asociado. Racing al menos completó una racha de ocho partidos sin derrotas (cinco empates y tres triunfos), mientras que Estudiantes suma cuatro empates consecutivos.
Anoche se repartieron el primer tiempo: empezó mejor Estudiantes, con algunas aproximaciones de Rollheiser, pero lo terminó mejor Racing, que tuvo el dominio de la pelota y llegó más cerca del arco de Andújar. No obstante, esa dualidad entre uno y otro no se convalidó con situaciones claras de peligro. Apenas hubo una por lado (y no fueron clarísimas): un remate colocado que pasó muy cerca del palo de Jonatan Gómez a los 22 minutos, y otro a los 31 de Leo Godoy, que vio adelantado a Gabriel Arias y la picó. La pelota quedó en el techo del arco: fue un buen intento, pero también la comprobación de que las situaciones se creaban por avances individuales o de dúos.
Tres modificaciones hizo Eduardo Domínguez en Estudiantes en el entretiempo, pensando en el partido por la Copa Sudamericana contra Barcelona de Ecuador que se jugará este miércoles.
El Estudiantes B que se plantó en la segunda parte pudo haber convertido con un tiro de Mancuso que Arias sacó junto a un palo, o con un cabezazo de Boselli, mínimamente adelantado. ¿Pero qué hacía Racing para inquietar? Nada. Aún enfrentando a un equipo de suplentes, los de Gago no supieron imponerse. Ni por juego ni por actitud.