Imaginemos esto: una persona futbolera de otro país aterrizaba ayer en Santa Fe, le decían que a la noche jugaba el líder de la Superliga y se interesaba, claro que sí, en ir a verlo a la cancha de Colón.
Pasaban las horas, y después de ver el primer tiempo, esa persona no lo creía. Pensaba que había sido parte de una fake new o de un chiste de mal gusto. Porque Racing no jugó como un líder, ni siquiera como un equipo en la primera mitad. Y Colón, que venía de una mini crisis que incluyó la salida de su entrenador, mostró hambre y cierta solidez. Nada demasiado relevante, pero que le alcanzó para ser superior al equipo de Coudet.
Esa superioridad –mínima pero suficiente– quedó plasmada en el resultado por un penal ingenuo que le cometió Mena a Wilson Morelo, y que éste convirtió en gol un minuto después. Mena, hay que decirlo, hizo todo mal durante casi todo el partido. Pero no fue el único: Racing empezó dormido, siguió así y ensayó una reacción recién en el segundo tiempo, cuando los nervios, el tiempo y Defensa y Justicia lo acechaban. Porque Defensa sobrevolaba los aires de Santa Fe y las mentes de los jugadores de Racing.
Colón, mientras tanto, disfrutaba. Y sostenía el resultado en la experiencia de Fritzler, en los movimientos de Estigarribia y sobre todo en la intensidad y el despliegue del resto. El local jugó, quizás, recordando las críticas de Julio Comesaña, el ex DT, y sabiendo que Pablo Lavallén, el próximo DT, estaba en un palco.
¿Racing? Nunca jugó, nunca unió al mediocampo con sus delanteros, pero empujó, sobre todo en los últimos 20 minutos. Es cierto, nunca tuvo la claridad de otros partidos. Pero sobre el final, para recordarle a sus hinchas que si no se sufre no sirve, empujó tanto que encontró el desahogo.
Y cuando empató, y cómo el árbitro Baliño adicionó siete minutos, hasta lo pudo haber ganado en dos situaciones. La más clara fue en el minuto 50, cuando Mena subió por el costado izquierdo –Mena hizo más en el descuento que en todo el partido–, tiró un centro rasante que Cvitanich –el autor del empate– casi conecta de taco. Hubiese sido demasiado premio.
Un pedido para Centurión: “Que agache la cabeza”
Bárbara Blanco, secretaria de Racing e hija del presidente Víctor Blanco, le recomendó ayer a Ricardo Centurión “que agache la cabeza y se ponga a disposición del club”, en alusión el conflicto que mantiene el futbolista y por el cual fue separado del plantel profesional.
Blanco confesó que no pierde la esperanza de que el tema tenga otro final. “Tengo la ilusión que mi papá y Coudet hablen por el tema Centurión, aunque entiendo que el técnico esté dolido”, concluyó.
Centurión, de 26 años, le hizo un desplante al entrenador Eduardo Coudet el 10 de febrero, en la derrota por 2-0 ante River en el Monumental.
El delantero, surgido de las divisiones inferiores del club y de paso por San Pablo, Genoa y Boca, empujó a Coudet cuando éste ordenó su ingreso a los 21 minutos del segundo tiempo. A raíz de eso fue separado del plantel profesional y enviado a entrenarse con la Reserva.
Centurión cumplió su castigo durante un par de semanas pero lleva 10 días sin presentarse a los entrenamientos y además envió una carta documento al club, lo que complicó aún más la relación.