Quiso ser árbitra no para impartir justicia dentro de un campo de juego sino para poder sustentar, con un título, lo que sabía de fútbol a la hora de discutir. Buscaba un aval en un ambiente machista en donde a las mujeres se las invita, con frecuencia y pocos modales, a “lavar los platos”. Por diversión, empezó a dirigir a los 18 años en countries y ligas locales mientras repartía, en su agenda, las clases de la Escuela de Arbitraje y las de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires. A los 21 se convirtió en árbitra de la Asociación de Fútbol Argentino y cinco años después alcanzó la categoría de Internacional. Hoy, Salomé Di Iorio puede sumar un párrafo más a su curriculum: representará al arbitraje argentino en Londres 2012. En diálogo con 442, Salomé contó qué significa en su carrera la convocatoria y opinó sobre los cuestionamientos que sufre el arbitraje.