La del boxeador argentino Sergio “Maravilla” Martínez es una vida de película. Nació en el seno de una familia humilde, y a los 14 años debió abandonar el colegio secundario para ir a trabajar con su padre como albañil, soldador y “changarín”. Pero su espíritu caprichoso y su fuerza de voluntad jamás se doblegaron. Hoy, es considerado por la prensa especializada como uno de los tres mejores boxeadores del mundo, triangula su vida entre sus casas de California, Madrid y Buenos Aires, es empresario y tiene una cuenta bancaria con varios millones de dólares.