Un paso atrás que servirá para mirar adelante. Así se puede sintetizar la derrota de Los Pumas ante un Sudáfrica que se vengó de lo sufrido en su casa y no tuvo problemas en ganar por 26 a 12 en un Amalfitani repleto, en lo que fue la última presentación de los argentinos antes del Mundial de Inglaterra y Gales de septiembre. La primera jugada en ataque del partido iba a ser un anticipo de que nada sería igual para Los Pumas, que una semana atrás, en Durban, vencieron por primera vez en la historia a los sudafricanos. Siete días atrás el reloj marcaba un minuto y 40 segundos cuando un jugadón terminaba en try de Bosch. Ayer, en Vélez, el reloj decía un minuto y 50 segundos, pero lo que Landajo arrancó en mitad de cancha terminó con Imhoff quedando a centímetros del ingoal rival. Sutiles diferencias en el juego que hicieron que el resultado fuese otro. No hubo dominio visitante ni mucho menos. La gran diferencia estuvo en la contundencia en el ataque. Dos penales pusieron a Sudáfrica 6-3 en el arranque del juego. Errores de manejo de los dos lados dilapidan opciones cerca del ingoal rival, hasta que apareció el verdugo de Los Pumas: Brian Habana, quien aprovechó un pase con el pie de Lambie para romper el invicto argentino. El wing ya marcó siete tries en partidos ante Argentina. La hermosa conversión de Lambie dejó las cosas 13-3. Una mala marca, con varios tackles errados de la defensa puma, le facilitaron al otro wing, Mvobo, poner las cosas 20-3. Dos penales de Nicolás Sánchez encendieron la llama de la esperanza. Pero en el complemento, Los Pumas no supieron cómo vulnerar a un Sudáfrica que tomó los apuntes necesarios para no volver a sufrir lo de hace una semana. Argentina mostró mejoras en el juego de manos y merodeó el try, pero no tuvo la frescura necesaria para batir a unos rivales insólitamente vestidos de blanco. La historia quedó 26-12 y con algunas sensaciones bien claras para un Daniel Hourcade que ya tiene claro quiénes serán los 31 hombres que irán al Mundial a tratar de hacer historia.
