Uno a la izquierda. Otro a la derecha. El tercero al medio. Los tres ángulos posibles eligió Agustín Orion para atajar los tres penales a Nacional de Montevideo que llevaron a Boca a semifinales de la Libertadores. Pero hubo algo más: el arquero, que el jueves a la noche se puso la pilcha de superhombre para que el xeneize pasara una instancia copera, logró romper con un estigma. A fuerza de penales, pudo dejar en el pasado las dudas que generaba, las miradas con desconfianza, las reacciones violentas que hicieron dudar de su buena fe. De villano a héroe. De #orionmalaleche a #perdonagustin.
Cuando le puso las manos al penal de Felipe Carballo y cerró la serie en la Bombonera, nació un nuevo Orion. Uno que se despegó de las lesiones violentas, de las internas del plantel, de las flojas actuaciones en los superclásicos. Uno que intenta sumarse al podio que ahora comparten Oscar Córdoba y el Pato Abbondanzieri, aquellos héroes que aparecieron en los momentos justos para detener penales y que Boca avanzara instancias en la Libertadores.
Lista de mala fe. Son muchos los episodios que hasta el jueves a la noche habían ubicado a Orion en un lugar crítico. El arquero de Boca hizo sus méritos. Acá van algunos momentos cumbre: le rompió la tibia y el peroné a Carlos Bueno, de San Martín de San Juan; se agarró a trompadas en el vestuario con su compañero Pablo Ledesma; en un entrenamiento, le rompió los ligamentos del tobillo izquierdo a otro compañero, Leandro Paredes, porque el volante lo “sobró” en una jugada; salió mal en el centro que Ramiro Funes Mori aprovechó para que River ganara aquel superclásico en la Bombonera; antes se había comido un tiro libre de Ponzio en el Monumental; lideró el bando que se enfrentó al grupo de Riquelme en la interna del plantel de Boca; lesionó feo a Lucas Gamba, de Unión, y si no terminó roto como Bueno fue porque el destino así lo quiso; cerró la vergonzosa noche del gas pimienta con un saludo reverencial a la barra de Boca. Ufffff... Demasiado para un solo jugador.
Indulto. El fútbol ofrece momentos que sirven de limpieza. Sería como hacerle F5 a la historia. Como empezar otra vez. Como retomar la vida después de una crisis de amnesia. Orion tuvo ese momento este jueves. Logró dejar todo lo malo en el pasado. Que los cuestionamientos suenen anacrónicos y las críticas tomen un tono sepia. El presente, para el arquero, es ese lugar destinado a los héroes. Y todo por tres penales.
Un refuerzo con tonada chilena
Guillermo Barros Schelotto recibió la noticia con agrado: ayer aribó al país Aníbal Mosa, presidente de la empresa que gerencia el fútbol del Colo Colo, para cerrar la transferencia de Jean Beausejour. La operación no está concretada, pero rondaría el millón y medio de dólares.
Se trata de un volante de 32 años que arrancó en las inferiores de Universidad Católica y pasó por muchos clubes: Servette de Suiza, Gremio de Brasil, Gent de Bélgica, América de México, Birmingham City y Wigan de Inglaterra. También fue tenido en cuenta por Marcelo Bielsa cuando dirigió a la selección de Chile.
En el plantel de Boca hay cuatro extranjeros, por lo que debería liberar un cupo para Beausejour. Lo más probable es que los uruguayos Alexis Rolín y Rodrigo Bentancur sean transferidos.