Cristian Ferlauto, ahora ex arquero de Argentino de Quilmes, es una víctima más de la violencia en el fútbol argentino. A diferencia de muchos otros protagonistas de este deporte, se animó a denunciarla y así terminó: su club decidió echarlo para “terminar con los problemas”.
Todo comenzó luego que el equipo del Sur perdió 3 a 2 ante Deportivo Paraguayo por la 27ª fecha de la Primera D del fútbol local. Argentino, que iba arriba en el marcador por 2 a 0, recibió el tercer gol en los últimos minutos del encuentro, algo que hizo “enojar” a los hinchas quilmeños.
“Vení, vamos a charlar en el saloncito”, le insinuó un barra a Ferlauto con un tono más que desafiante. El arquero aceptó la “invitación” porque “los conocía, es gente que trabaja en el club”. Al llegar al cuartito, otro grupo reducido de barras quiso meterse en la conversación. “No, así no”, les dijo Cristian.
“Me acerco al auto y le abro la puerta a mi señora. Ella no quería entrar porque estaba con mi beba de tres meses. Entonces les digo que ahora no podía hablar, que estaba con mi familia y que conversábamos el lunes”, explicó a Perfil.com.
El barra se puso muy nervioso y la cosa subió de tono. “Vos no ponés las condiciones, acá las condiciones las pongo yo. Así no son las cosas, vamos a hablar ahora”, lo prepoteó. Mientras sucedía esto, en otro sector del estacionamiento otro grupo de barras rodeaban a Héctor Amarilla y Richard Cáceres, dos compañeros de Ferlauto.
“Sáquenle la gente de encima a ellos y yo hablo con ustedes”, les dijo Cristian. En cuanto se distrajeron y sus compañeros se pudieron ir, el ahora ex arquero de Argentino subió rápidamente a su familia al auto e intentó salir.
“Se me pararon adelante del auto y comenzaron a pegarle patadas a las puertas y trompadas al capot. Me decían que no me iba a ir. Aceleré, se corrieron y pude salir”, describió Ferlauto. Y agregó: “Después me enteré que a los otros los corrieron y los amenazaron con una navaja”.
Al día siguiente, Cristian intentó hacer la denuncia en la comisaría de la zona pero le dijeron que no se la podían tomar. Se presentó en el juzgado de Quilmes y pudo dejar constancia del apriete sufrido.
En una charla con Daniel Zisuela, el presidente del club, los jugadores le comentaron lo sucedido y este les dijo que “tenían el apoyo de él, que lo que había sucedido era incomprensible y que la gente que había ocasionado estos problemas se iban a tener que ir”.
"Hoy hablo con mis ex compañeros y me cuentan que estas personas siguen estando en el club. Van a la tribuna a ver los entrenamientos, no se fueron nada", contó el arquero.
Una semana después de lo sucedido, Ferlauto volvió a cruzarse con el barra-empleado en el estacionamiento. “Tuvimos una discusión, yo le dije que si tenía algún problema conmigo que lo hablara ahora que estábamos solos, pero se fue en su auto. Se frenó en mitad de cuadra y me dijo que ya nos íbamos a encontrar. Llamó a un dirigente y le dijo que llegó al estacionamiento y me encontró a mi pateándole el auto. Todas mentiras”, explicó Cristian.
“Me volví a mi casa, a la hora llamaron por teléfono y me dijeron que querían que no vaya más. Que ellos querían cortar con los problemas y que esta vez el problema lo había comenzado yo con una discusión. Cuando volví a ver al presidente me dijo que tendría que haber agachado la cabeza”, relató.
Hoy, Cristian trabaja entrenando arqueros en Temperley y práctica por su cuenta para que en junio, cuando se vuelva abrir el libro de pases, pueda volver a tener una oportunidad en algún otro club. Se lo ve tranquilo, con la frente en alto. Aunque hay otros que prefieren callar y mirar para otro lado, Ferlauto sabe que hizo lo que tenía hacer.
(*) redactor de Perfil.com