Jaguares dejó de ser una sorpresa para convertirse en una realidad. El gran crecimiento que tuvo el equipo en esta temporada (más allá de que año tras año se notaron mejoras) se explica a través de la estructura profesional de la Unión Argentina de Rugby para mejorar a los jugadores y prepararlos para el rugby de élite, pero también se entiende a partir de cómo vive y lee el juego el entrenador Gonzalo Quesada. Los jugadores, bastiones importantes de este gran presente, tienen su gran aporte.
Más allá de nuestras fronteras, el ex apertura de Los Pumas es observado como una eminencia. Quesada no solo llama la atención porque mira los partidos en soledad sin estar rodeado por sus ayudantes y equipo electrónicos, sino también porque le pone “cabeza al juego”, según declaró el propio entrenador. Cuando Jaguares juega de local, Quesada se ubica en un palco en el centro del campo de juego, un lugar estratégico para observar la contienda: “Si siento algo, le pregunto al videoanalista qué está pasando con ese tema de la defensa o le pido que chequee algo”.
Claves. El scrum es una herramienta que no le da soluciones al conjunto argentino como en otras épocas. De hecho, tanto en esta temporada como en la anterior finalizó como el último equipo en eficacia de scrums ganados con el 85%. De todas maneras, esta formación obtuvo una leve mejoría en el transcurso de los últimos partidos con intérpretes nuevos como Mayco Vivas o incluso con un Julián Montoya cada vez más sólido a la hora de tomar la posta de Agustín Creevy.
El lineout es un arma letal. Guido Petti, quien en el Súper Rugby 2018 finalizó como el tercer jugador que más lineouts ganó con 58, volvió a finalizar en el podio superando las 70 obtenciones, mientras que Javier Ortega Desio se metió en el top ten con más de 40. Esta formación fija evolucionó favorablemente para los argentinos y le permitió al XV disponer de mejor y mayor cantidad de pelotas para el lanzamiento de juego.
Los conductores titulares, Tomás Cubelli y Joaquín Díaz Bonilla, lograron entenderse muy bien y supieron ser los líderes de los delanteros y de los backs respectivamente. Si bien Díaz Bonilla se ubica entre los diez máximos anotadores de la temporada, no pudo superar los 161 puntos que Nicolás Sánchez marcó en 2018. Esto se explica porque este año el entrenador apeló mucho a la rotación y porque a diferencia del año pasado, Jaguares no es Titodependiente como sí sucedía con el tucumano.
En ataque el equipo evolucionó notablemente. Pasó de anotar 409 puntos a más de 460, superó la línea de los 51 tries logrados la temporada anterior y finalizó con saldo positivo en la diferencia puntos.
Se viene el Rugby Championship y, en septiembre, el Mundial Japón 2019. Los Pumas tendrán como base a un grupo de jugadores que vienen entrenando juntos hace tres años y que atraviesan por un gran momento deportivo y emocional.
Este presente de Jaguares es un fiel reflejo de lo que sucede con la UAR: alrededor de 70 jugadores de élite entre Jaguares, Jaguares XV, Los Pumas 7S y Los Pumas que se encuentran entrenando en Buenos Aires.