El Bayern Munich ganó todo lo que se propuso durante 2013, pero hay un objetivo que aún desvela a los directivos del campeón alemán: convertirse en una marca global al nivel del Barcelona, Real Madrid o Manchester United.
El Mundial de Clubes de la FIFA en Marruecos no sólo sirvió al Bayern para ganar uno de los pocos títulos que faltaba en sus vitrinas, sino también para continuar posicionando al club a nivel internacional. La estadía del Bayern en Marruecos generó una verdadera revolución en el país africano, pero los estrategas del club se frotan especialmente las manos pensando en todo lo que generó el duelo ante el Guangzhou Evergrande de China en semifinales.
Pocas acciones de marketing pueden asemejarse a la posibilidad de enfrentar a un equipo del gigante mercado asiático en un partido oficial. La enorme cantidad de periodistas chinos en las conferencias de prensa en Marruecos fue sólo una muestra del interés que provocó el encuentro.
El partido, que terminó con victoria por 3-0 para el Bayern, sirvió además para reforzar lo iniciado el año pasado, cuando el campeón europeo jugó un amistoso en Guangzhou ante el Wolfsburgo.
“El Mundial de Clubes es una gran oportunidad para nuestra imagen”, destacó el presidente de la junta directiva del Bayern, Karl-Heinz Rummenigge.
El Bayern se ha convertido en la nave insignia de la Bundesliga, que tras protagonizar una final alemana en la Liga de Campeones tiene en esta nueva edición por primera vez a cuatro equipos en los octavos de final.
El club facturó en la temporada 2012/13 un récord de 432,8 millones de euros (unos 590 millones de dólares) y ya es una de las principales marcas deportivas a nivel global, pero la distancia con los gigantes españoles y el Manchester United aún es grande en el plano extradeportivo.
“Actualmente el Bayern es una de las cinco mayores marcas del fútbol mundial. Pero tenemos grandes competidores que no se duermen en los laureles”, advirtió Rummenigge en declaraciones al diario Bild. “No debemos buscar nuestros competidores solamente en Dortmund, Schalke o Leverkusen, sino en toda Europa. La competencia es global”, añadió el directivo.
Como parte de la apuesta internacional, el Bayern prevé abrir oficinas propias en Nueva York y Shanghai. Y no es casualidad que durante la pretemporada de 2014 viaje a Estados Unidos, donde participará en Portland como invitado en el Juego de las Estrellas de la Liga estadounidense de fútbol (MLS).
“Es un paso más en nuestra estrategia internacional”, destacó el miembro del consejo directivo del Bayern Jörg Wacker, que desde julio está a cargo de las áreas internacional y de estrategia del club. “Vemos a Estados Unidos como un mercado importante y queremos llevar nuestra marca, nuestro equipo y nuestra filosofía cerca de nuestros hinchas, así como de todos aquellos que estén interesados en el fútbol”, explicó.
El Bayern no viaja a Estados Unidos desde hace diez años y el Juego de las Estrellas, que irá por TV a más de 130 países, será una chance ideal para volver a pisar tierra americana. “Es un honor para nosotros ser el primer equipo alemán en jugar el Juego de las Estrellas”, aseguró Josep Guardiola.
El técnico español es precisamente una de las vigas maestras en la estrategia internacional del Bayern. Pocos entrenadores son más conocidos a nivel mundial que Guardiola, el hombre que durante años hizo del Barcelona de Lionel Messi una escuela sublime de fútbol.
“El es probablemente el entrenador más popular e importante del mundo”, aseguró Rummenigge al diario británico The Guardian.
El crecimiento del Bayern también podría empujar al resto de la Bundesliga, que lucha por mejorar su reconocimiento frente a otras ligas como la inglesa y la española.
Pero los directivos del fútbol alemán creen que eso será complejo. “La fuerza económica de la Premier League es enorme. Será difícil superarla. No es tampoco el objetivo de la Bundesliga”, advirtió Christian Seifert, a cargo de la gerencia de la Liga alemana.
También Rummenigge señaló que no se puede “desplazar tan rápido” a la liga inglesa. Sin embargo, los triunfos en la Champions y el Mundial de Clubes, fichajes espectaculares y distinciones internacionales como el Balón de Oro, donde el francés Franck Ribéry fue uno de los candidatos, pueden ser de gran ayuda.