El jefe de Estado arrancó así una arenga anti-gremial con dos ejes: uno, el combate a "la mafia" de los juicios laborales de la que ya había hablado; el otro, un pedido de "no aflojar" en las discusiones paritarias, ya que el Gobierno cree que los empresarios otorgan aumentos de sueldo excesivos porque después lo trasladan a precios o los subsidia el Estado.
Flanqueado por los ministros de Hacienda, Nicolás Dujovne, Finanzas, Luis Caputo, de Producción, Francisco Cabrera, y los coordinadores de la jefatura de Gabinete, Mario Quintana y Gustavo Lopetegui, el presidente recibió una hora a la cúpula de los industriales. Por la UIA, además de Acevedo concurrieron Luis Betnaza (Techint), Adrián Kaufmann (Arcor), Cristiano Rattazzi (Fiat), el empresario del calzado, Alberto Sellado y el avícola Héctor Motta, entre otros.
A pesar de las reiteradas críticas por la caída de un año y medio de la producción por la baja demanda, la apertura de las importaciones, el atraso cambiario y las tasas altas, los industriales evitaron los roces, y le dejaron tres carpetas con cuestiones de competitividad para mejorar.
Y fueron carne y uña con el primer mandatario a la hora de hablar del "flagelo" de los litigios laborales. Macri los describió como "una pared" que impide el ingreso de nuevos trabajadores. Todos asintieron. Cuando le tocó hablar a Lopetegui, insistió en que no se desborden los aumentos de salarios.
El propio Acevedo, de Aceitera General Deheza, contó apesadumbrado que su sector prometió el 30% de mejora, y que eso impactará en precios. Varios de los presentes pidieron la palabra para ensalzar que habían cerrado acuerdos del 20 al 25%, "racionales", en línea con un gobierno que les dice "háganse cargo".
Los industriales, que ya habían estado con Cabrera días atrás, solo agregaron además la necesidad de una reducción de impuestos, y se llevaron la promesa de Dujovne de que están trabajando en una reforma impositiva para 2018.
* Editor jefe de Diario Perfil.