Diego Sulivan vive en 514 y 13, frente al arroyo El Gato, en La Plata. La inundación del 2 de abril le levantó pisos, arruinó muebles y de las paredes todavía sigue brotando la humedad. Marcela Folino vive en 6 entre 512 y 513 y el agua se le metió hasta las habitaciones. Las alacenas quedaron hinchadas y tiene que hacer de nuevo el techo, además de pintar cuando todo al fin se seque. Hoy se cumplen dos meses de la trágica inundación de La Plata que dejó 67 muertos según registros oficiales y miles de viviendas y comercios dañados, muchos de los que, según recogió ayer PERFIL, no han recibido ninguna ayuda a pesar de que hay fondos para ese fin.
El secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, está sentado sobre $ 34,4 millones que recaudó entre empresarios sin darles ningún destino, a pesar de que forman parte del llamado Fondo Solidario de Emergencia Climática para la reconstrucción de viviendas creado tras la catástrofe. El funcionario convoca a militantes a controlar 500 productos con precios congelados, pero en las calles de los barrios inundados todavía no hay ni el más mínimo registro del poder del secretario. Los hombres de negocios que aportaron para tal fin mastican bronca.
Las cámaras empresariales que eran nombradas como eventuales administradores de lo recaudado, como la Unión Industrial Argentina (UIA) o la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), ahora se desentienden o han tenido nula participación. Sólo la Confederación General Económica (CGE), que comanda el morenista Ider Peretti, responde que la cuenta del Banco Nación para donaciones seguirá abierta “hasta noviembre” y que, en principio, los fondos serán usados a través de cooperativas que operan con el Ministerio de Desarrollo Social, que encabeza Alicia Kirchner. Tal como anticipó este diario, la demora en concretar obras con ese dinero confirma que su utilización coincidirá con la campaña para las elecciones primarias de agosto.
El viernes, al cierre del horario bancario, la cuenta de la “vaquita empresarial” forzada por Moreno, número 482.439/6 del Nación, tenía $ 34.438.060,33. El auge de aportes empresariales ha bajado. Ese día sólo hubo una transferencia de $ 2 mil, en tanto que en los últimos diez días predominaron giros de $ 10 mil. El 30 de abril alguien puso $ 1 millón y días atrás se anotaron depósitos de $ 2 millones, $ 2,5 millones y hasta $ 10 millones. Es el “pongui pongui” al que convocó con énfasis Moreno a comienzos de abril. Le respondieron para mantener buen diálogo. Algunas cámaras y empresas vinculadas al comercio exterior y la energía, atadas al humor regulatorio del secretario, hicieron giros significativos.
Hoy se preguntan para qué. “No nos han dicho nada de qué pasó con ese dinero”, respondieron a PERFIL desde una importante compañía. “Uno no puede pedir que le rindan cuentas”, indicaron en otra empresa. Originalmente, Peretti sostenía que “delegados” de la UIA, CAME y la CGE se reunirían para definir adónde iría ese dinero. “La UIA no participa, no tiene nada que ver, te lo garantizo como vicepresidente”, dijo Juan Carlos Sacco, empresario gráfico que en su momento promocionó la colecta entre los industriales. Osvaldo Cornide, de CAME, admitió hace semanas que había alguna reunión en danza pero nunca se hizo. “Es posible que el dinero lo use políticamente el Gobierno vía cooperativas, pero la UIA es anticooperativas”, subrayó otro miembro de la central fabril, que ahora preside Héctor Méndez. “Fue una muy buena iniciativa de Moreno, pero le diste $ 10 al Estado y después olvidate”, respondió otro ejecutivo. El tema molesta porque temen haber hecho, sin saberlo, un aporte a la campaña del Frente para la Victoria.