Desde París
Las dudas por el plan de canje de bonos de la deuda propuesto la semana pasada por el Gobierno pueden precipitar una devaluación del peso de 25% y complicar el panorama interno de Cristina Kirchner. Esa es la impresión generalizada que prevalece en los medios financieros de Wall Street, la City, París y Frankfurt después de analizar las perspectivas económicas del país y la cautelosa actitud de los bonistas frente a la propuesta del Gobierno.
La gravedad de la situación quedó en evidencia con la confesión de “nerviosismo” que formuló la Presidenta en su discurso del martes 19, un signo inquietante que fue destacado por la mayoría de los analistas y operadores.
“El peso se encamina hacia un descenso que puede llegar a 25%”, pronosticó Alan Ruskin, director de operaciones cambiarias del Deutsche Bank AG’s Group de Nueva York. La mejor prueba de esa tendencia es que los títulos de deuda con vencimiento en 2033 perdieron 4,4% desde que Kirchner anunció el programa local de swap.
Al mismo tiempo se intensificó la demanda de dólares –un reflejo de protección–, reconoció Ray Zucaro, jefe de operaciones monetarias de SW Asset Management LLC. “Esa tendencia puede continuar deteriorando las reservas del Banco Central”, precisó.
“La economía argentina está en situación de riesgo”, afirma Juan Carlos Rodado en un informe reservado del banco de negocios francés Natixis. Después de evaluar la ausencia de alternativas, el experto en América Latina pronostica: “Los argentinos seguirán sufriendo las consecuencias de un prolongado default, que profundizará la recesión, mantendrá alta la inflación (39,8% anual) y agravará la desconfianza hacia el país”.
El caso argentino también fue analizado en las conversaciones privadas que mantuvieron los 150 asistentes a la exclusiva reunión de banqueros centrales en Jackson Hole (Estados Unidos).
Sumando el “nerviosismo” de Cristina Kirchner, la debilidad del peso y las luces rojas que aparecen en el tablero de control de la economía argentina, algunos operadores y expertos interpretan el lanzamiento de “un plan condenado a fracasar” como un signo de debilidad: “Esa astucia es un manotazo de ahogado [de la Presidenta] para mostrar que todavía ejerce el poder”, interpretó uno de los participantes que, como es tradicional en ese cónclave, sólo acepta opinar en off the record. Algunos operadores e inversores empiezan a sospechar incluso que el Gobierno perdió todo contacto con la realidad: “No se puede manejar una economía con una hoja de cálculo [Excel]”, comentó Nicolas Cachanosky, del think tank austríaco Ludwig von Mises Institute, al comentar la célebre frase del ministro Axel Kicillof. “Lo que Kicillof ingresa a las hojas de cálculo Excel no son precios, sino expresiones de deseos desconectadas de la realidad”, agregó.
Además de las dificultades estructurales de la economía argentina, el principal “problema [del Gobierno] es la confusa lectura que realiza sobre la forma en que funcionan los mercados”.