La interrupción del vínculo entre Aerolíneas Argentinas y la empresa Sol, que determinó el cese de actividades de esta última, trajo a la luz la historia y los negocios de Giuseppe Angeli, un italiano basado en Rosario que pasó de tener una casa de cambio, a una agencia de viajes, un hotel y claro, en el medio, una línea aérea no se le niega a nadie.
Según reconstruyó PERFIL de varias fuentes de la ciudad santafesina, “Peppe”, como le dicen quienes lo rodean, ha sido un eximio alquimista de la política y los negocios. Angeli fue diputado italiano elegido en el exterior por una de las fuerzas políticas más conservadoras de la alianza que apoyó a Silvio Berlusconi. Sus comienzos en los negocios fueron con la casa de cambio Transatlántica SA a unas cuadras del Monumento de la Bandera. Empresa también presente en Buenos Aires, fue la base para el desarrollo de la agencia de turismo del mismo nombre. En 2005, en tanto, puso en marcha Sol Líneas Aéreas, gracias al apoyo clave del entonces gobierno santafesino de Jorge Obeid, quien le otorgó un subsidio al combustible que le permtió funcionar. Sus negocios han sumado desde una escuela cultural, como Edmondo de Amicis, hasta un hotel, recientemente inaugurado, como el Puerto Norte. Su cintura política llegó hasta emparentarlo con el ex ministro de Planificación, Julio De Vido. Pero el final de Sol Líneas Aereas, luego de que la nueva gestión de Isela Costantini en Aerolíneas decidiera no seguir financiando a la empresa, le puso el moño a una experiencia traumática que había incluido dos accidentes, entre ellos una tragedia.
A pique. El 18 de mayo de 2011, el vuelo OSL 5428 despegó desde el Aeropuerto de Rosario pasadas las 8 y media con destino a Comodoro Rivadavia, en Chubut. Durante este último tramo, con 19 pasajeros a bordo (un menor) y tres tripulantes, el avión entró en pérdida de sustentación total, se precipitó a tierra e impactó contra el terreno incendiándose completamente. Todos los ocupantes fallecieron y la aeronave resultó destruida. Según el informe de la Junta de Investigación de Accidentes de Aviación Civil (Jiaac), la caída fue producto de la “formación severa de hielo” y una combinación de diversos factores. La empresa dejó de operar esa ruta y tuvo sus finanzas en rojo durante mucho tiempo después, que equilibró por la vía de créditos del Bicentenario que apuntaban a sostener las fuentes de trabajo y las conectividades.
En enero de 2013 la compañía recibió otro golpe severo cuando un avión del mismo tipo que el anterior (SAAB 340 A) perdió el control durante el despegue en el aeropuerto de Mendoza por una falla en el sistema hidráulico, y en el intento de abortar la salida se salió de pista impactando contra unos bloques de cemento. Nadie resultó lesionado, pero la aeronave sufrió daños severos que la dejaron fuera de servicio. Un golpe a las finanzas del que nunca se recuperaría del todo, hasta un nuevo salvataje, de la mano de Aerolíneas.
Cierre y conflicto
La firma Sol Líneas Aéreas aseguró ayer en el Ministerio de Trabajo que dejó de volar de manera sorpresiva y atribuyó el cese de actividades a la “inviabilidad económica” que afronta por la rescisión del acuerdo con Aerolíneas Argentinas, por el cual percibía un millón de pesos diarios para garantizar la operatoria. En tanto, representantes de gremios aeronáuticos denunciaron ayer que Sol “vendía pasajes” aún después de decidir dejar de volar. Se discute el futuro de unos 300 empleados afectados por el cese de las operaciones. Mariano Recalde, ex titular de Aerolíneas, defendió el acuerdo con Sol, aunque el ministro actual de Transporte, Guillermo Dietrich, insistió en que era “un escándalo”.