Una búsqueda en Google –o la herramienta de su preferencia– deriva en una lista de sitios que ofrecen certificados médicos. “¿No tenés ganas de ir al cole hoy? ¿Querés tomarte un finde largo?”, exhortan los textos cortos que ofrecen “certificados médicos y licencias, de médicos reales que trabajan en instituciones reconocidas”.
Llegar a un certificado falso no ofrece complicaciones y las empresas son conscientes de estas facilidades. Pese a que algunos de los avisos fueron removidos por las plataformas donde se publicaron, se mantienen en el caché, la “memoria” de la red. Así se llega, en dos clicks, a una dirección de correo electrónico donde la respuesta es rápida. “El mínimo en precio es $ 300 y te lo podemos hacer por hasta 96 horas”, explica a vuelta de correo el contacto, que además inquiere de qué obra social se necesita que se extienda el certificado y por qué tipo de enfermedad se quiere. “No trabajamos con todas las especialidades”, avisan.