Ahora las preocupaciones son más grandes. Con dos derrames de cianuro (o un derrame y un “incidente”, como explican en la empresa) en menos de un año, la firma que explota desde 2004 Veladero, el mayor yacimiento de oro del país en San Juan, quedó nuevamente en el foco de las críticas. Y con ella a todo el marco de controles de una actividad como la extracción de minerales a cielo abierto a la que el gobierno de Cambiemos le pone todas las fichas para captar, como mínimo, 20 mil millones de dólares en cuatro años.
Por dentro. En San Juan, sin embargo, la gente habla más de “la” Barrick que del propio Estado, según comprobó PERFIL durante una visita a la mina en 2014, organizada por la Cámara de Empresarios Mineros (CAEM).
Para llegar al campamento, sólo se puede entrar si el móvil tiene un equipo de radio, porque tormentas de nieve taponan los caminos de cornisa. Hay que subir hasta los 5 mil metros y luego bajar hasta el corazón del proyecto.
Hay varios “pits”, como se llama a los enormes agujeros donde se detonan las rocas. Se vuela la montaña todos los días. Se generan toneladas de rocas de 38 milímetros que encierran oro, que son volcadas en un amplio valle (el valle de lixiviación) donde membranas similares a las de un riego por goteo le aplican una solución con cianuro, un químico muy riesgoso para la salud. Una de esas cañerías es la que se abrió este mes.
El procedimiento en la mina insume una tonelada de cianuro por día, que llega en camiones por caminos sinuosos.
En provincia con escasez de agua, el proyecto consume –dice la empresa– el equivalente a 110 hectáreas de viñedos.
Las piedras trituradas se mueven en camiones capaces de transportar hasta 240 toneladas. Son edificios con ruedas: las gomas miden 4 metros y pesan cinco toneladas.
El metal extraído se transforma en una barra de metal doré, que sale del país en aviones. El principal uso del oro en el mundo es de resguardo de valor.
Leyes y límites. Desde 1995, la industria cuenta con una Ley de Impacto Ambiental, la 24.585, que fija a las provincias, titulares de los recursos del suelo según la Constitución, como autoridad de aplicación en la materia. Es decir, que las provincias deben controlar a las mineras, que al menos en casos como el de Veladero en San Juan, son el centro de la actividad económica provincial.
¿Puede haber un control creíble de parte de un Estado sobre una firma de escala mundial, que mueve el 35 a 40% del PBI provincial y paga más de 300 millones de pesos en impuestos?
“En sus más de 10 años de operación, la mina en Veladero es auditada en forma permanente por más de 15 organismos públicos nacionales y provinciales”, asegura Matías Maciel, gerente de comunicaciones de la empresa, aunque plantea que no le corresponde de responder esa pregunta.
Por otra parte, las empresas como Barrick aseguran que más allá del contralor gubernamental, están bajo control comunitario, con participación de vecinos. ¿Pueden ser confiables esos monitoreos cuando las compañías se mueven como Estados paralelos ofreciendo programas y hasta planes de producción y empleo? En 2014 estuve en San Juan hablando con, atención, “el encargado de vitivinicultura de Barrick”, que desarrollaba viñedos con la población. ¿Qué? ¿Por qué una minera hace viñedos? ¿No es clientelismo privado? “No lo es”, dice Maciel. “Supone un interés permanente por hacer una diferencia positiva en las comunidades”, añade.
Mientras tanto, la actividad minera está en fase de ajuste en todo el mundo por el proceso de baja de precios de los metales de los últimos años. ¿Tienen que ver los derrames de Barrick con un recorte de costos que no es compatible con el concepto de “minería sustentable”? “De ningún modo”, deparan rápidamente en la compañía.
Políticos mineros. La minería en Argentina tiene mucho más apoyo en los dirigentes políticos que en la población. José Luis Gioja, el exgobernador de San Juan, férreo defensor de la minería, en el PJ.
Carlos Menem armó, con Ángel Maza como secretario de Minería, el esquema legal que aún rige hoy, con estímulos impositivos y estabilidad fiscal por 30 años para proyectos de gran porte. Néstor Kirchner lanzó en Casa de Gobierno en 2004 un plan minero sosteniendo el programa de Menem, porque era una de las áreas que habían sido positivas de los 90. Mauricio Macri no bien llegó, le quitó las retenciones a las mineras y suele repetir que la minería, junto con el campo y la energía, son los maná de dólares de Argentina.
¿Cómo impactará este nuevo capítulo de Cianuromics en los planes oficiales y en la propia Cámara de Empresarios Mineros que promete 20 mil millones de dólares en desembolsos para los próximos años? “Cualquier incidente así en cualquier industria afecta la imagen de la industria”, decía Marcelo Álvarez, titular de CAEM, después del primer derrame. “Lo que tenemos que hacer desde ahora es trabajar para mostrarle a la sociedad que aunque puede haber un incidente, que siempre puede pasar, la minería argentina cumple con estándares internacionales”, añadió.
¿Y cuál será el efecto en las comunidades donde la minería mueve la economía como San Juan y que hasta ahora apoyan la actividad?
Cualquiera de esas preguntas se pueden responder ahora o en cualquier momento del día: las minas como Veladero, cuando no están suspendidas como ahora por algún “incidente”, producen las 24 horas del día los 365 días del año.
(*) Editor de Economía de PERFIL. En Twitter: @jairostraccia