La Presidenta Cristina Kirchner desembarcó en Montevideo, para asistir a la Cumbre del Mercosur, acompañada de sus máximos asesores y ejecutores del modelo económico: el viceministro de Economía, Axel Kicillof y el Secretario de Comercio, Guillermo Moreno, lo que hizo pensar en que la reunión bilateral que el gobierno argentino aseguró que mantendría con la mandataria de Brasil, Dilma Rousseff, marcaría avances en una agenda compleja y retrasada. Pero los problemas del comercio bilateral, la desinversión de la minera Vale y la suspensión de la venta de la filial argentina de Petrobras a Cristóbal López volvieron a ser dejados de lado al suspenderse en Montevideo una reunión paralela a la 45º Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur, donde debían discutir la agenda de "temas urticantes" para ambas naciones.
La decisión se tomó poco después del mediodía y, según manifestó la delegación argentina, la cancelación se debió “a problemas de las agendas de ambas mandatarias”.
Fuentes cercanas a la negociación aseguraron que hubo reuniones informales entre los ministros y secretarios que acompañaron a Cristina, pero el malestar perdura, del lado de la Argentina, por las inversiones caídas como la de Vale, pero también porque la economía de Brasil sigue sin repuntar. No dejan de ver las políticas del país vecino como “ortodoxas” –como la suba de tasas de esta semana para paliar la inflación–, uno de los temas que formó parte de la ‘armonización’ macroeconómica que intentaron en el Hotel Sheraton los ministros de Economía y presidentes de Bancos Centrales.
Brasil, por su parte, pretendía un trato preferencial para sus exportaciones, que el Gobierno de Cristina no pudo garantizar ante las operaciones frenadas. “Lo que más molesta en Brasil es el freno a sus productos industriales”, aseguraron en el entorno.
“Hay varios temas y no son de fácil resolución”, aseguró el economista de Abeceb.com, Mauricio Claverí. Entre ellos está el acuerdo automotriz, que quedó para negociar en 2014. “El flex no es esencial para mantener la balanza”, bilateral, donde pesa la inclusión de autopartes. El canciller Héctor Timerman aseguró que el tema automotriz “no formó parte de las reuniones”. En cambio, el funcionario dijo que “Cristina y Dilma hablaron durante el plenario” y, por lo tanto, no fue necesaria la reunión bilateral.
No es la primera vez que las presidentas evitan tocar los temas más calientes.
De uno y otro lado de la frontera se buscan barreras paraarancelarias para bloquear el ingreso de bienes. El miércoles, medios de Brasil alertaron: “la Argentina pierde reservas y va a retomar el porteccionismo”.
Mientras del lado argentino se apela a trabas como las Declaraciones Juradas de Autorización de Importación (DJAI), del lado brasileño se aplican barreras fitosanitarias para frenar la llegada de alimentos de origen argentino.
Las presidentas también chocan cuando opinan sobre el tratado de libre comercio con Europa. Cristina no desea avanzar por las barreras agropecuarias, Dilma pidió ayer “un cronograma más acelerado” para ese acuerdo comercial, “cuyas negociaciones se harán a más tardar en el último trimestre del 2013”, acordaron los jefes de Estado