El secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli, uno de los pocos que integran la mesa chica de decisiones con Cristina Kirchner, organiza “su” gran encuentro empresario cada año en el Día de la Industria en Tecnópolis. Por eso, el último miércoles llegó bien temprano y se paseó por la entrada para controlar que el evento fuera un éxito, una muestra de que la economía atraviesa un momento pujante y de confianza, más allá de lo que los hombres de negocios digan en privado.
“Vendimos 3.080 tarjetas, a mil pesos cada una, es el doble que el año pasado”, señaló a PERFIL en un breve diálogo mientras la gente ingresaba al salón del predio de General Paz y Constituyentes.
—¿Por qué no viene Héctor Méndez, el presidente de la Unión Industrial Argentina?
—Nos avisó que está en Europa.
—¿Eurnekian les avisó que viajaba?
—Así es, está en Rusia, de hecho también postergamos otra actividad con ellos.
—¿Y José Ignacio de Mendiguren, viene?
—De Mendiguren no compró tarjeta, son cosas de él.
—La tarjeta vale $ 1.000, el mismo valor que el año pasado. ¿Hay cero inflación?
—¿Qué pelotudez vas a escribir? La tarjeta cuesta según los costos que establece el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), y lo que recauda va para el INTI.
Parrilli saludó a varios invitados que iban llegando y saltó, mirando a este cronista: “Los empresarios vienen porque creen en el país, a pesar de que algunos tiran tanta mala onda”.
El acto se hizo a sala repleta, e incluso algunos presentes no encontraban dónde sentarse a pesar de haber adquirido la entrada. “Invitaron más gente por las dudas”, se quejó uno.
Un periodista de Página/12 inquirió a Parrilli sobre otro tema, pero el funcionario se excusó: “No puedo responderte porque éste después escribe cualquier cosa”.