ECONOMIA
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Del furor por los limones a la lechería en riesgo: qué empleo genera la agroindustria

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Protestas. Sancor, símbolo de la agroindustria del sector lácteo, con 4 mil puestos en peligro. | Cedoc Perfil
El “supermercardo del mundo” vive de contrastes y pone a prueba el impulso al sector como generador de empleo o su capacidad de absorber el declive de la industria: en la misma semana en la que se abrió el mercado estadounidense para los limones, se terminó firmando un salvataje para Sancor, uno de los emblemas de la agroindustria argentina.
Agricultura y ganadería generaron 5.535 puestos de trabajo el año pasado. Del otro lado, la industria manufacturera perdió 48 mil. La foto del mercado laboral privado y en blanco muestra que la industria alberga la mayor cantidad de trabajadores: 1,2 millones a diciembre de 2016, el 19,4% del total. La apuesta alternativa es la de comercio y servicios. El comercio, con 1,1 millones de empleados, el 18,8% según los datos del Ministerio de Trabajo, en base al Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA). Después de ellos llegan los empleados del sector de servicios inmobiliarios (13,5%) y transporte (9%).

La construcción, que el año pasado sumó 15 mil bajas, sólo totaliza el 6% del trabajo en blanco. Incluso docentes y servicios personales siguen en la lista antes de que aparezca en escena el campo: agricultura y ganadería representan sólo el 0,5% del empleo total.
Si se suma el empleo público, el total asciende a unos 10 millones de trabajadores registrados en la Argentina. “Y se supone que hay otros 4 millones más que no están registrados. En ese universo, la participación es muy disímil”, explica Javier Lindenboim, economista e investigador en la UBA.
“El empleo directo industrial es más del doble del empleo industrial. Pero en un punto se mezclan los actores porque si se habla de pellets de soja se habla de un proceso industrial”, explicó sobre la difusa línea de la agroindustria.

Para el llamado “rey de la soja”, Gustavo Grobocopatel, “cuando aumenta la actividad rural, hay más granos y crece la cantidad de fletes y camiones”. Uno de los argumentos a favor del campo –y que repite Grobocopatel– es que “un tercio del empleo viene del ecosistema agrícola”. A puertas cerradas, los promotores de la cifra, sin embargo, reconocen que es exagerada.
Lindenboim sostuvo que los productos primarios son “escasamente demandantes de mano de obra” pero advirtió que “un debate sectorial encubre un planteo que hay que hacer en la Argentina, que es hacia dónde debería orientarse la actividad. Puede haber obsolescencia en el sector industrial, en el campo o en servicios”, agregó.
“La destrucción de empleo se siente más en sectores de baja calificación del Conurbano; la creación, en sectores urbanos de alta calificación y en algunas economías del interior. Probablemente, el crecimiento del año sea desigual y, en sectores como energía y agro, con poca creación de empleo”, reconoció uno de los asesores del Gobierno, el economista Eduardo Levy-Yeyati.