Desde 1996 el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) recibe información satelital en tiempo real que aplica a la producción agropecuaria, a estudios ambientales y de recursos naturales. Todos esos datos se concentran en el Area de Observatorio Permanente de los Agroecosistemas del Instituto de Clima y Agua (CIRN-INTA) en la sede de Castelar, cerca de Buenos Aires. Allí recientemente se creó el sistema de Seguimiento de la Producción Agropecuaria (Sepa) para la difusión de información procesadaque pueda ser útil para la toma de decisiones agropecuarias.
Datos relacionados al estado hídrico, área foliar y productividad de los cultivos, pasturas y pastizales, y también a fenómemos meteorológicos o temperatura del suelo que podrían tener relación con el estrés hídrico, la evapotranspiración o heladas.
“Es información satelital a la cual le vamos buscando distintas aplicaciones”, resumió el ingeniero agrónomo Carlos Di Bella, a cargo del programa. “En todos los casos se trata de energía que emite la superficie de nuestro territorio. Los satélites tienen sensores que registran esa energía y con esa información generamos distintos productos”.
La información está disponible en www.sepa.inta.gov.ar. Por ejemplo, el Indice de Vegetación que mide el área foliar “está asociado a la productividad y al estado hídrico o sanitario del cultivo, cuando una planta está en buenas condiciones de agua, térmicas y de nutrientes”, explicó Di Bella, quien es además investigador del Conicet y docente.
Los satélites se encuentran a diferente distancia respecto de la superficie terrestre y consecuentemente brindan información para usos diferenciados. Los que están más lejanos sirven para las mediciones meteorológicas. En tanto, el más cercano baja datos cada seis hectáreas, cuatro veces por día. “Este satélite nos da una muy buena aproximación a la realidad de un productor. Para un lote de trigo de 100 hectáreas ofrece 15 datos”, describió el ingeniero del INTA.
La información obtenida en un día puede compararse con los anteriores o siguientes y así conocer la situación del cultivo, ya que el gradiente de colores que van del verde intenso (mayor área foliar) al azul (menor área foliar) indican si hay un aumento del volumen de hojas o disminución, y consecuentemente si se registra muerte de plantas, sequías o ataque de plagas.”
Di Bella aclaró que “toda esa información no sirve sin un sustento de campo”. Es decir, que hay que determinar en el mismo terreno si el descenso del Indice de Vegetación obedeció a una sequía o inundación, a una plaga o a las cenizas, fenónemo que se dio el año pasado con la erupción del volcán chileno Puyehue, cuyos efectos se ven aún hoy. Y, obviamente, también hay que recurrir al campo para corroborar si la superficie fue cosechada o arrasada por un incendio, si ocurre una baja abrupta del índice.
Para que el producto sea más amigable se incorporó el Google Earth, aprovechando que las fotos satelitales tienen coordenadas geográficas (la foto satelital se copia y pega sobre el programa de google).