Ni el dólar a $ 10 en enero de Daniel Scioli ni la idea de una devaluación sin traslado a precios convencen a los empresarios, que reconocen que ya se registran aumentos y que, por los componentes importados, la suba de precios será inevitable.
En el sector supermercadista se basan en cálculos que sostienen que diez puntos de devaluación pueden terminar en una suba de hasta cinco puntos de inflación, amparados bajo la experiencia de enero de 2014. Pese a las declaraciones públicas, por lo bajo los mismos técnicos del macrismo reconocen que una devaluación impacta en los precios.
La especulación, en tanto, llevó esta semana a aumentos de insumos como la harina pero también autopartes y otros insumos difundidos. En algunos casos, los laboratorios recibieron avisos, por ejemplo, de que los productos deberán abonarse según el dólar del momento del pago, como una suerte de seguro para el ‘dólar futuro’.
La promesa sciolista de mantener el tipo de cambio, en tanto, tampoco alcanza. “El dólar a $ 10 muestra un grado de previsibilidad pero va a haber que mejorar la competitividad fiscal y cambiaria ante el reacomodamiento de las monedas mundiales”, explicó Eduardo Fernández, de Apyme, una entidad de buena relación con el Gobierno y que se reunió con asesores del FpV como Miguel Peirano, quien le transmitió la idea de transferencias como reintegros y bajas impositivas como forma de compensar.
El enfriamiento de la economía podría actuar como una forma de restringir el traslado a precios en un contexto en el que el consumo se prevé en los niveles de este año, mientras que la apertura de las importaciones para generar precios testigo es una de las propuestas que se barajan en la oposición.
Las mesas sectoriales para coordinar precios de insumos “mostraron buenos resultados”, según Fernández, y la experiencia podría replicarse bajo la administración sciolista. En tanto, los mismos supermercadistas reconocen que un programa como Precios Cuidados podría ser últil en la transición para generar precios de referencia.