En 2015, la producción de los tres principales cultivos caería 5,9% en toneladas y 22% en facturación en dólares. Esto se debería a factores exógenos tales como la caída de los precios internacionales y el clima; y los endógenos, como la regulación del mercado cambiario, las restricciones a las importaciones y también el cierre de las exportaciones de ciertos productos.
En 2015 parecería que se dan todas las coincidencias. La caída en los precios internacionales y la expectativa de que el año próximo no se observarán sorpresas positivas implican reducciones importantes en los márgenes de rentabilidad, que en muchos casos pueden transformarse en pérdidas y conducir a los productores a reducir la inversión en el paquete tecnológico con los impactos que ello puede tener en la productividad por hectárea.
En esta decisión se suma que la restricción a las importaciones y el aumento de la brecha hacen que el valor de los insumos no se maneje al precio del valor oficial, sino que se mueva al ritmo del paralelo. Estos son bienes cada vez más escasos, y nadie quiere correr el riesgo de reposición.
El desmanejo de los ROE también está siendo un factor crítico para 2015. El interrogante es qué priorizará el gobierno, si restringirá las exportaciones para abastecer con holgura el mercado interno o saldrá a la búsqueda de divisas, estimulando la venta externa y prometiendo un horizonte de expansión. Hasta ahora, la gestión oficial optó por la primera opción y muchos productores ya descuentan que sembrarán de prestado y terminarán con saldo crítico.
Las restricciones a la exportación de trigo derivaron en una gran caída estructural en el área sembrada. De un promedio de 5,9 millones de hectáreas entre la campaña 2002/03 y 2007/08, se pasó a uno de 3,7 MT entre la campaña 2012/13 y el estimado 2014/15. Esto derivó en una caída en la producción y pérdida de mercados de exportación.
Para 2015, el productor no espera grandes cambios más allá de que el área sembrada aumentó y las inundaciones han llevado a una pérdida de área de alrededor de 200 mil hectáreas. La administración del comercio también impacta al maíz, dejando a los productores cautivos del mercado local por lo que el precio es aún menor al internacional luego de retenciones. La sumatoria de factores hace proyectar una caída del área sembrada en torno al 16%.
La administración del comercio de cara a 2015 se hace más relevante, por el poder adquisitivo de la población que va a ajustar el consumo de alimentos, especialmente carnes y lácteos. Así, el cierre de las exportaciones generaría excedencia de productos en el mercado doméstico presionando a la baja los precios y desincentivando la producción primaria. La economía argentina no puede esperar que el sector agropecuario funcione como un contrapeso. En política agropecuaria, 2014 transcurrió en piloto automático, lo que promete repetirse el año próximo. El comportamiento del tipo de cambio oficial será la variable clave para entender cómo impactará esta situación en los productores.
*Analista abeceb.com.