Con la llegada de Kristalina Georgieva a la dirección del Fondo Monetario Internacional, el organismo empezó la previa esta semana a su asamblea anual. Y en el habitual derrotero de informes y análisis, difundió en su blog la necesidad de fortalecer los sistemas bancarios, aumentar las reservas en moneda extranjera y contar con líneas de swap en los bancos centrales, que pueden mitigar el impacto de las dirupciones en el dólar.
También consideró que los bancos fuera de los Estados Unidos son vulnerables a los movimientos de la moneda norteamericana y podrían generar un contagio en sus economías de origen, según señaló Adolfo Barajas, autor de un paper sobre el tema que se presentó ayer en Washington.
A lo largo de la semana, en tanto, también dejaron definiciones que pueden aplicarse a la Argentina, como la necesidad de hacer las reformas “cuando las economías están en crecimiento”. Las recomendaciones del FMI, en tanto, fueron en la dirección contraria en los staff report sobre el país, las evaluaciones de sus técnicos que abogan por reformas estructurales en lo laboral, fiscal y previsional, entre otros puntos, en una economía que este año cerrará con una caída del 3,1%, según la estimación que dejó el Banco Mundial esta semana. En 2020, también estimó una baja del 1,2%, en línea con lo que señaló PERFIL la semana pasada, cuando un consenso entre los economistas indicó que no se prevé crecimiento para el próximo año, aunque podría haber un rebote hacia al último trimestre, en la visión más optimista.
Reformas. Por otra parte, en uno de los capítulos del World Economic Outlook –las perspectivas para la economía mundial, cuyos números dará a conocer el Fondo el próximo martes–, el organismo no genera sorpresas: advierte que las reformas estructurales se ralentizaron en los últimos años en los países emergentes y se pregunta cómo hacer para volver a encender el crecimiento.
“Bajo las tasas de crecimiento actual, le llevará más de cincuenta años a un país emergente típico bajar a la mitad la brecha de ingresos y de estándares de vida de los países desarrollados”, sostiene. Así, considera que hay que retomar esa agenda de reformas estructurales que ve dilatada y que incluye la liberalización del comercio y los mercados financieros.
Sin medir costos sociales, el informe promueve “reformas simultáneas” y promete aumentar la producción un 7% en un lustro, con la consiguiente promesa de un aumento del PBI.
La antecesora de Georgieva, Christine Lagarde, había asegurado en reiteradas oportunidades que el programa con la Argentina “estaba dando resultados”. Tras llegar al Banco Central Europeo, aseguró que “se hizo lo mejor que se pudo”.