El anuncio de la estatización del sistema previsional, que borra de un plumazo a una decena de AFJPs, dejó en claro que ninguna empresa está a salvo. La decisión de la semana pasada no es un caso aislado. Primero Néstor Kirchner y después su esposa Cristina han insinuado repetidas veces que nacionalizarían empresas durante sus respectivas presidencias. Más allá de los discursos, desde 2003 rescindieron concesiones a firmas de servicios públicos, avanzaron con la participación del Estado en la economía y estatizaron actividades económicas.
Subsidiadas, con tarifas reguladas y con los ojos del Gobierno siempre encima, todas esas empresas se parecen entre sí. La trayectoria iniciada cuando en 2003 la estatal AySA sustituyó a Aguas Argentinas y se reestatizó el Correo Argentino, en manos de Franco Macri, es larga y, a lo largo de cinco años, dejó una nutrida lista de empresas cuyo denominador común es su relación con las privatizaciones y negocios de la década del 90.
Con las AFJP fuera de combate, quedaron primeras en la lista Aerolíneas Argentinas y Austral. En este caso la intención es explícita, el proceso está en marcha y funcionarios de alto rango como el secretario de Transporte, Ricardo Jaime, han llegado incluso a esgrimir la amenaza de una expropiación.
Lea la nota completa en la edición impresa del Diario Perfil.