No habrá regalo de Papá Noel que valga para acelerar la negociación con el FMI. Para el Gobierno el comunicado de ayer del organismo internacional, que comanda Kristalina Georgieva, fue una señal política que mira hacia el horizonte que quiere mirar el propio Gobierno.
En realidad, ese comunicado oficial es de rigor cuando hay una misión oficial con cualquier país y lo que verdaderamente pesa es que no dice nada, al menos en lo más relevante para el futuro inmediato. Es decir cuándo se firmará o cuándo vendrá una misión a Buenos Aires.
El Gobierno se debate en torno al 50%: el 50% de piso de inflación anual y el 50% de pobreza, también como piso. El acuerdo con el FMI es un resorte sobre el que pivotea la política doméstica, pero es una cosa bien distinta para los técnicos de línea que la misión nacional tuvo en frente durante esta semana de discusiones en Washington.
Participaron los principales referentes del organismo en materia de inflación y de tarifas. Dos debilidades enormes para los números que puede mostrar el equipo económico, porque las recetas para bajar la inflación y subir las tarifas (no habrá por delante otro sendero posible que no sea la reducción de algunos subsidios), enfrentan a distintos sectores de la coalición gobernante.
La Argentina anunció tantas veces que estaba cerca de firmar el acuerdo con el FMI que la potencia del anuncio mismo se debilita; como dice el refrán “·el pez por la boca, muere”. Tal vez, lo mejor hubiera sido cerrar el acuerdo con los bonistas y rápidamente avanzar con el FMI. El acuerdo con los bonistas fue un logro robusto de los dos años de Alberto Fernández pero, justamente, se dio durante el primero. Hubo otros 365 días que les siguieron en los que poco y nada se pudo avanzar en relación al Fondo.
Guste o no, este acuerdo destrabaría otros fondos internacionales para el propio Gobierno y, sin rodeos, será prácticamente la única línea de financiamientoa la que podrá acceder el país. Y esto es responsabildioad de toda la dirigencia polìtica que parece no terminar de entender que cuanto más pronto se firme, mejores serían las expectativas en el sector privado y la posibilidad de mejorar las Reservas del Banco Central.