El miércoles pasado Eduardo Eurnekian, titular de la Corporación América, estaba en Belo Horizonte visitando la planta de Unitec Brasil. Allí, el CEO de la firma de nanotecnología le comentaba que para él el clima “ya cambió” en ese país, aunque los medios reflejen otra cosa. El rey de los aeropuertos también recibe reportes de su sobrino Martín, responsable del negocio en ese país, donde Corporación América también opera los aeropuertos de Brasilia y de Natal, este último inaugurado por la ahora suspendida presidenta Dilma Rousseff antes del Mundial 2014. En esa terminal, hace un año, Eurnekian le compró su participación a Engevix, una compañía salpicada por el escándalo de Petrobras.
El holding aspiraba a presentarse en licitaciones para operar los aeropuertos de los polos turísticos Salvador de Bahía y Florianópolis, aunque ahora depende de las decisiones de las nuevas autoridades.
—¿Por qué se expandió a Brasil?
—Desde hace mucho defiendo y sostengo la idea de que los países iberamericanos si quieren desarrollar su comercio, su tráfico, sus relaciones sociales y comerciales, deben incrementar la participación empresaria y sus inversiones cruzadas entre ellos. Los países latinoamericanos tenemos un porcentaje de inversiones cruzadas con poca relevancia. Estar en otros países te aporta integración económica, tráfico y te protege las actividades cuando aparece la discrecionalidad gubernamental.
—¿Cómo vive el impeachment y la llegada de Temer?
—Lo que estoy diciendo es que estos son procesos que hay dejarlos fluir. Esto va más allá de si está Dilma o está Temer. Hay que confiar en las unidades regionales. Estamos en un mundo de integración. Las inversiones requieren desarrollo tecnológico y el paso siguiente es la masa crítica, y eso necesita mayores mercados, necesita escala.
—¿Hay que quedarse entonces en Brasil?
—El inversor tiene que mirar más allá de la coyuntura. Creo que hay un proceso evolutivo en toda la región.