El último día antes de las elecciones generales del domingo y de los posibles nuevos controles cambiarios de la semana que viene, volvió a activarse ese gen tan bien representado en los minutos finales de la película Nueve reinas. Aun cuando el contexto no es ni por cerca el de 2001, se prende la memoria de crisis de los argentinos que está latente en un contexto de devaluación sostenida como el que se está viviendo desde 2018 y que ayer tuvo otro escenario con el dólar llegando a $ 65 y una caída de reservas que lleva casi US$ 23 mil millones desde las elecciones primarias de agosto.
En los bancos, desde temprano hubo más afluencia de público y los salones de espera se llenaron de gente que fue a retirar sus depósitos, desde sumas menores hasta otras más importantes. Todos se fueron con sus divisas, salvo aquellos que por los montos “implicaron cuestiones logísticas que hicieron que tuvieran que derivarse”, dijeron en una entidad financiera internacional. Tras varios días de relativa calma, volvió a haber más movimiento desde el miércoles, aunque aún sin los niveles de los días posteriores a las PASO. El 9 de agosto, las colocaciones en moneda extranjeras del sector privado sumaban US$ 35.200 millones. El martes había US$ 20.650 millones.
Las postales ayer también fueron las casas de cambio, que en el Microcentro porteño se vieron abarrotadas de público, en un reflejo de horas en las que se da todo tipo de maniobras de distintos segmentos de la población para hacerse de divisas, bajo la expectativa de que saltará la semana que viene y de que se impondrán nuevos controles. Esta es una lista de las situaciones en este contexto:
- En distintas empresas, hubo decisión de pagar antes los sueldos para que los empleados puedan cubrirse comprando dólares o adquiriendo bienes en supermercados, antes de futuras remarcaciones.
- En los bancos, además, detectaron solicitudes de préstamos personales durante las últimas semanas, que se acrecentaron en estas 72 horas, de gente que usa esos fondos para hacerse de dólares.
- Muchos consumidores, en tanto, eligieron usar su tarjeta de crédito y volcar todo el efectivo que tenían disponible para comprar dólares, ante la expectativa de que podría subir o de que lo podrían luego vender en el paralelo y hacerse de una diferencia.
- Esa estrategia de comprar en el oficial y vender en el paralelo para hacerse de pesos, que se llama “puré” en la jerga, tuvo otras variantes. Hubo gente que depositó pesos, en parte de origen informal, por ventanilla, luego compró dólares en homebanking y los retiró como depósitos, salteando el límite oficial de US$ 1.000 establecido para las compras en físico. Así, tras venderlo en el blue, ayer a $ 76, podrían volver a empezar a depositar otra vez por ventanilla. En el BCRA trabajaban en cómo parar esa operatoria.
- En la calle Florida, en tanto, hubo operatorias “tipo maras”, según describió un testigo. Grupos de personas organizadas con handy actúan como “prestaDNIs” y salen por toda la City a comprar dólares para terceros. Cobran a razón de $ 300 por cada US$ 1.000. El efecto se vio en que trepó 30% en septiembre la cantidad de personas físicas que accedieron a verdes.