Con la decisión de aumentar 66% el boleto mínimo de colectivos en el área metropolitana de Buenos Aires, el Gobierno mostró una señal sobre su nuevo enfoque de la política económica.
La suba que se aplicará desde el 1º de enero tiene como objeto que el Estado evite gastar entre $1.800 y $ 3.000 millones en subsidios al transporte automotor urbano.
De acuerdo a Empiria, el grueso del presupuesto de subsidios económicos es destinado al consumo de energía (64% de los subsidios económicos totales, que equivalen a 3,5% del PBI), y, en menor medida, al transporte (23% y 1,1%, respectivamente).
La consultora estimó que una suba de 210% en las tarifas energéticas implicarían un ahorro fiscal de $ 7.500 millones y un alza de 1,9% en la canasta de consumo.
Esta sería sólo una parte de la solución: el aumento de tarifas atenúa las distorsiones y el costo fiscal, aunque no evita el déficit comercial energético que superará los US$ 6.000 millones éste año.
Reducir esta salida de divisas también aliviaría la situción cambiaria.