Hoteleros, gastronómicos, agencias de viaje y hasta taxistas encontraron un “enemigo” común: la oferta vía internet de alojamiento, restaurantes a puertas cerradas, compras directas de pasajes o servicios de autos particulares, que se contratan vía aplicaciones, gana terreno contra las opciones tradicionales, que reclaman por la competencia desleal ante las opciones “informales” que no están bajo la misma presión impositiva y regulaciones.
En algunos casos se trata incluso de exponentes de la sharing economy (economía compartida), que busca hacer más sustentables los servicios, compartir viajes y prestar o intercambiar alojamiento, aunque para los sectores tradicionales se convirtieron en “amenaza”.
Según los empresarios nucleados en la Federación Empresaria Hotelera Gastronómica (Fehgra), existen unas 600 mil plazas informales entre departamentos y habitaciones que se ofrecen tanto por los tradicionales carteles en la vía pública en los lugares de veraneo como a través de foros, aplicaciones y páginas como Airbnb o Roomorama.
Así lo explicó Roberto Brunello, presidente de Fehgra, durante una reunión de las más de sesenta entidades que integran la federación. “La competencia es feroz. Lo que pedimos es que tengan la misma regulación”. Entre los argumentos que esgrimieron incluyen la inseguridad y el hecho de que los alquileres temporarios presionan al alza al resto de los arrendamientos, mientras que las plazas hoteleras permanecen vacías. Para esto pondrán en marcha la campaña “Alójese seguro”, al tiempo que mantienen reuniones con legisladores pensando en el próximo ciclo. También impulsaron denuncias en AFIP, Trabajo y Turismo. “La rentabilidad del negocio hotelero ha caído”, reconoció Brunello. “Los costos aumentaron pero las tarifas no se pueden aumentar”.
En el caso de los restaurantes “a puertas cerradas”, la queja también es la competencia desleal. Más allá de no facturar, “trabajan con una cocina casera”, dicen.
