La internación de Cristina Fernández dejó posicionado al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, como referente económico de la Casa Rosada, mientras que el ascenso del vicepresidente Amado Boudou, que está transitoriamente a cargo del Ejecutivo, envalentonó al grupo de economistas que reflotaron la idea de mejorar el perfil financiero del país para –eventualmente– conseguir crédito externo.
Así se armó en estos días la gestión económica con la Presidenta en reposo. En la Rosada conviven el secretario general de la Presidencia, Carlos Zannini; el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, y Moreno, según relataron fuentes del entorno. Y en un ida y vuelta, Boudou, haciendo pie en la campaña.
En la semana, el que se reunió con el secretario de Legal y Técnica, Oscar Parrilli, fue el viceministro de Economía, Axel Kicillof, que pasó por la Rosada el jueves mientras que en Estados Unidos Hernán Lorenzino se abocaba a la Asamblea del FMI y el Banco Mundial.
En el entorno del secretario hablan del Comando Favaloro para designar al selecto grupo que dirige la economía. Así, Moreno estuvo casi todos los días en la Rosada, según relataron varios empresarios que fueron a verlo al edificio de la secretaría en Diagonal Sur y no lo encontraron. Además de los habituales llamados a cuevas y financieras, el secretario se reunió con la mesa petrolera y anticipó el congelamiento de naftas.
La reaparición de Boudou, en tanto, reavivó la grieta interna en torno a la deuda. Algunos miembros de la Gran Makro, think tank oficialista cercano al vice, estiman que la bandera del “desendeudamiento” estuvo bien en su momento, pero que ahora hay que dejarla de lado.
El área de Kicillof, en tanto, ve con preocupación la caída de las exportaciones, algo que es de reclamo constante a los empresarios durante las reuniones de las mesas de competitividad. Los exportadores ven mejores condiciones en el mercado interno, de más fácil acceso, lo que hace que muchos se planteen el negocio fronteras adentro.
Para asegurar más divisas, Moreno –que pretende conseguir unos US$ 4 mil millones con los bonos del blanqueo– siguió presionando en la semana y desde la Secretaría de Comercio Interior aseguraron que ya había acuerdos con cerealeras para que ingresaran unos US$ 500 millones, mientras que esperan sumar después a los bancos con correcciones al Baade.
De salir al mercado, Moreno y Kicillof no quieren saber nada. “Boudou, Lorenzino y (Mercedes) Marcó del Pont son el massismo”, soltó de hecho Moreno esta semana en un encuentro en el Mercado Central, rechazando la idea. La titular del Central se abocó en la semana a vender dólares en el mayorista para frenar las tensiones sobre la moneda estadounidense, presionada por el adelanto de gastos en el exterior previos a las elecciones del 27 de octubre.
Con una semana de bajo perfil, el titular de la AFIP, Ricardo Echegaray, no escapó a los rumores que sostienen que quedó desdibujado tras recomendar a la Presidenta, sin ser oído, que no prorrogara el blanqueo, y por eso podría dejar su cargo tras las elecciones. Suena Roberto Feletti para su sillón.