El Gobierno recargó sus tintas contra las empresas y prepara nuevas formas de disciplinamiento para las compañías que se atrevan a pedir subas de tarifas o marcos regulatorios que van en contra de su modelo. La decisión está tomada y la avanzada K se produce en momentos en que se conoce que los balances de las empresas concesionarias de servicios públicos muestras magros resultados y la división de los empresarios para formar un frente común aumenta.
El desplazamiento de Eduardo Hecker al frente de la Comisión Nacional de Valores (CNV) y su reemplazo por el vice de la misma entidad, Alejandro Vanoli, inició esta semana la apertura de un nuevo frente de conflicto que pone en la mira de la presidenta Cristina Kirchner y su marido a una vieja joya del Grupo Clarín, Papel Prensa.
Fuentes de la empresa aseguraron que fue la propia directora por parte del Estado en la compañía, Beatriz Paglieri, ex interventora del INDEC, quien les comunicó a los ejecutivos de la firma la renuncia de Hecker, horas antes de que se hiciera pública. La comunicación venía a cuento de que Paglieri acompañó en los días anteriores visitas de inspectores de la CNV, entidad que nunca había desembarcado en la única productora de papel para diarios del país que es propiedad en partes iguales de Clarín y La Nación, mientras que tiene como socio minoritario al Estado.