En un acto realizado en Casa Rosada, el presidente Néstor Kirchner anunció el Plan de Regulación contra el trabajo en negro. El mandatario manifestó que la anomalía que sufren los trabajadores “debe tender a desaparecer”, mientras que advirtió que el Gobierno va a ser "implacable" para enfrentar ese flagelo.
Asimismo, el Jefe de Estado –acompañado, entre otros ministros, por el jefe de la cartera laboral, Carlos Tomada- criticó la realidad que vive un gran porcentaje de la población económicamente activa de la sociedad argentina, que sufre los avatares de la precariedad laboral.
“Es una vergüenza de que exista todavía” el trabajo en negro, dijo Kirchner, quien justificó que durante la crisis podía “comprenderse” esta práctica irregular, pero que ahora “que estamos saliendo del infierno, debe tender a desaparecer”.
A su vez, el presidente destacó algunos números de la economía, como el crecimiento de la actividad industrial, el superávit de la balanza comercial (donde manifestó récord de exportaciones junto a la suba de importaciones), mientras que a su vez espera el descenso de la desocupación mediante el “esfuerzo de todos los argentinos”.
Al finalizar su discruso, y visiblemente contento por el fallo del tribunal de La Haya, el presidente intentó un cierre a toda marcha en el que, sin querer, cayó en lo que podría llamarse "acto fallido", cuando arengó a ir hacia "adelante con el trabajo en negro".