El mundo de la moda rápida –fast fashion en inglés– se pone a prueba principalmente en los países desarrollados. Es una industria cuestionada por su impacto en la precarización laboral y los desechos ambientales que genera, del otro lado, más de 3 millones de dólares en ganancias para las firmas. La mano de obra barata, en tanto, afecta en su mayoría a las mujeres: son el 80% de las costureras, según marcan las organizaciones no gubernamentales que analizan el tema.
The True Cost, un documental de 2015 sobre el derrumbe de una fábrica en Bangladesh donde murieron 1.130 trabajadores, le sirvió como puntapié a Livia Firth, directora de Eco Age, para cuestionar la moda rápida. Firth colaboró con la cantante Annie Lennox, que a través de la ONG The Circle pone foco en los problemas de acceso de las mujeres a servicios básicos y salud, entre otros temas.
—¿La industria y los consumidores tomaron conciencia?
—Hoy hay mucha más conciencia: la moda efímera ha hecho que la indumentaria sea desechable y compramos mucha ropa que no necesitamos y no mantenemos. Sabemos que este sistema es posible debido al trabajo esclavo (el último informe publicado por la escuela de negocios NYU Stern Business descubrió que ahora las marcas como H&M producen en Etiopía, donde el trabajador promedio gana US$ 26 al mes) y los consumidores están empezando a tomar conciencia.
—¿Cómo hacer para que el mensaje pase de grandes diseñadores al consumo masivo?
—El mensaje se está difundiendo en todas partes ahora: en Eco Age hacemos mucha promoción a través de nuestro sitio web, que se está convirtiendo en el destino de todas las cosas sustentables. Muchas marcas también han comenzado a analizar sus cadenas de suministro y entienden cómo pueden mejorarlas. El grupo Kering y todas sus marcas, encabezadas por Gucci, que lanzó EP&L y la plataforma Equilibrium. Como también Chopard y su logro en utilizar el oro de forma ética. Muchos productores textiles están cambiando la industria, desde Aquafil con Econyl a Candiani con su denim sustentable y EDA con su increíble terciopelo. También trabajamos con The Woolmark Company para crear conciencia sobre las fibras naturales como la lana.
—¿Hubo un avance después de “The True Cost”?
—Con el director, Andrew Morgan, a menudo bromeamos con el hecho de que la curva de ganancias de H&M comenzó a bajar en 2014, el mismo año en que se estrenó la película. Esta película aún se proyecta en todo el mundo y cambia la percepción de la moda de la gente para siempre. Estoy muy orgullosa de ello.
Firth ahora extendió su militancia fuera del mundo de la moda y es la embajadora del programa Booking Booster 2019, que apunta a los alojamientos sustentables. “Esperamos que sirva para educar a las grandes cadenas hoteleras. Algunos de ellos están empezando, pero todavía estamos lejos de lograr/alcanzar soluciones. No ayuda el hecho de que ni siquiera existe un estándar para un hotel sustentable”, asegura a PERFIL.