El sendero de "apreciación" del tipo de cambio, es decir, que el dólar vuelva a abaratarse en relación con el peso, genera fenómenos como que los pasajes a Florianópolis para el verano ya estén prácticamente agotados o la avidez por las compras en el exterior por internet.
Pese a la devaluación del peso del 60% después de la salida del cepo y en lo que va del año, la inflación del 40% hasta el momento le deja una mejora de 20 puntos al tipo de cambio nominal pero con tendencia a que la apreciación seguirá avanzando. Así, los industriales advierten que, un año después, podría agotarse el "beneficio" inicial.
A fines del 2016 el tipo de cambio real multilateral será superior al promedio del 2015 pero inferior al pico posterior a la salida de la convertibilidad. En la antesala de un año electoral, "el riesgo del atraso cambiario es que se anticipen las decisiones cambiarias con la expectativa de que lo que no se hizo antes de las elecciones será difícil sostenerlo después", indicó Mario Brodersohn, de Econométrica.
"Hay que enfrentar una crisis de productividad y también la profunda brecha social, el Mercosur en una severa crisis y la dinámica del comercio internacional está amesetada en un nivel bajo", sostuvo el presidente de la Cámara de Exportadores, Enrique Mantilla, que estimó que habrá un déficit comercial de US$ 10 mil millones en los próximos tres años. Eso implica una menor presión para el tipo de cambio, aunque otros industriales como Cristiano Rattazzi, el presidente de Fiat, sostienen que 'las importaciones tienen que arrancar para que no se siga apreciando el tipo de cambio. Se va a ir a $ 13 por dólar", dijo, en un tono exagerado.
Indicadores. Los viajes al exterior, la caída del turismo receptivo o que se tripliquen los envíos por compras por internet en el exterior con la vuelta del servicio puerta a puerta, son indicadores del encarecimiento interno, no sólo por el tipo de cambio nominal sino por la "competitividad".
"El problema es lo que se espera a futuro, con un tipo de cambio planchado, ingreso de capitales y apetito por los activos argentinos", explicó el economista Maximiliano Castillo Carrillo, de la consultora ACM. Hay más tendencia a la apreciación que a la devaluación. Y si bien la inflación se va moderando, el tipo de cambio está más o menos fijo". Así, algunas actividades puedan ser menos viables: "el turismo se encareció internamente. Los pasajes al exterior tienen cuotas y los alquileres en la costa, no. Y hay sectores como el textil, calzado y juguetes donde el tipo de cambio abarató las importaciones".
Más allá del tipo de cambio, la búsqueda de competitividad apunta a bajar costos de producción, logística e impuestos, pero es una apuesta de mediano a largo plazo. "Si la Argentina sigue siendo un país poco productivo, el ingreso de capitales va a ser eventual, y después van a volver a salir", advirtió Castillo Carrillo.
Para Marcelo Dabós, director del Centro de Estudios en Negocios, Finanzas, Economía y Marketing de la Universidad de Belgrano, "se está marchando hacia un nivel de atraso cambiario cada vez mayor". Con el dólar nominal en $ 15,41, el economista estimó que debería estar en $ 17 para estar en equilibrio con la divisa estadounidense para fin de año.
Verano en Brasil y Chile
Destinos como Florianópolis, en el Sur de Brasil o Chile, que "se puso de moda" como destino de shopping local mantienen viva la demanda de los viajes de los argentinos al exterior, mientras que otros objetivos como Europa mostraron algunas bajas. Economistas y operadores del sector admiten que la competencia entre el exterior y los altos precios de la costa atlántica vaticinan un mal verano para los destinos internos.
"Hacia fines de agosto empezó a notarse una leve recuperación de las ventas, sumado a la posibilidad de seguir pagando los viajes en cuotas en un contexto de alta inflación”, aseguró Martín Romano, Country Manager de Atrápalo Argentina.
El escenario del "fin de las cuotas" preocupa a los operadores turísticos, que esperan definiciones en las próximas semanas.