Su internación por un cuadro de "molestias respiratorias" provocó la lógica alarma entre sus seres queridos. A los 87 años, Amalia Lacroze de Fortabat es una persona que debe cuidarse y, de hecho, se cuida. Su familia se encarga de que la ex dama del cemento tome todos los recaudos. Pero hay algo que sus allegados no logran del todo: que Amalita se desentienda de sus negocios.
Negocios que hoy pasan por la evolución de sus inversiones -dejó para siempre cualquier cuestión relacionada a la gestión de sus activos-, para lo que cuenta con un grupo de asesores de distintos bancos y consultoras financieras. Ella se encarga personalmente de las decisiones importantes sobre el destino de sus activos.
Tampoco quiere dejar en manos de terceros cualquier definición importante que se refiera a lo que considera va a ser su legado: el Museo Fortabat en Puerto Madero. Según allegados a la mujer más rica de la Argentina, una de las razones por la que tuvo que estar internada cinco días en el Instituto Fleni fue el estrés que le produjo la toma de determinaciones clave para sus inversiones en medio de las turbulencias globales.
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