Con el ballottage todavía tibio, Dante Sica, economista, director de abeceb.com y columnista de PERFIL, junto con Pablo Knopoff, director de la consultora Isonomía –quienes se asociaron para elaborar una oferta de análisis combinado de las dimensiones política y económica–, hablaron con este medio de la transición y el mediano plazo.
—¿Creen que la minoría en el Congreso que tendrá Cambiemos será un obstáculo para las decisiones del nuevo Gobierno?
Knopoff: Macri tendrá una ventaja al principio, donde el resto de los bloques legislativos van a apoyar sus primeras decisiones. Si se oponen, van a tener que salir a dar explicaciones de por qué rechazan.
Sica: Hay muchas decisiones que no necesitan atravesar el Congreso. Hay otros resortes. Por ejemplo, Macri no necesita ir a reformar nuevamente la Carta Orgánica del Banco Central para poder hacer una política monetaria más ordenada. Federico Sturzenegger garantiza en sí mismo una política ordenada, con lo cual puede prescindir de esa batalla.
—¿Cómo imaginan que puede ser una negociación con los sindicatos?
S: Parecería ser que ya se iniciaron conversaciones entre Moyano y Cambiemos. Hay disposición al diálogo, siempre y cuando se contemplen demandas del gremialismo, como la reforma de Ganancias y sobre fondos de las obras sociales.
K: Yo creo que el “fin de ciclo” es una etapa acabada. Ahora estamos en una etapa de “inicio de ciclo”. Se eligió a un presidente, que si toma sus primeras medidas en una forma adecuada, va a ser acompañado por la sociedad.
—Los aumentos de precios que puedan sobrevenir a una devaluación ¿cómo pueden influir?
S: No debería haber un traslado directo a los precios. Pero es vital un acuerdo empresarial. Puede haber un efecto por el cambio de los subsidios de la oferta hacia la demanda. Pensamos que podría presentarse un programa de escalonamiento de objetivos inflacionarios, para llegar a un promedio anual del 20%, que llegue a diciembre de 2017 a dos dígitos para bajar a un dígito en 2018.
K: Lo interesante de la inflación es que dejó de generar histeria en la Argentina. La gente ya sabe cómo manejarse después de muchos años. La inflación en la gente produce un cambio de hábitos. Pero hay otras cuestiones que influyen más, que generan “histeria”, que impactan en el “metro cuadrado” inmediato de la gente, como el dólar y el empleo. La gente entiende que si se avizora una devaluación, un aumento del dólar, puede repercutir en su futuro. El impacto de la devaluación fue muy impresionante en el pesimismo de 2014.
S: La Argentina viene sin crecer desde hace dos años, pero la gente no lo siente, y ése fue un acierto del gobierno saliente. El problema que tenemos es que desde hace muchos años venimos amasando desequilibrios macroeconómicos, desarrollando capacidades adaptativas en la gente y las empresas. A la inflación, a la escasez de dólares, etc. Por eso el primer semestre será de mucha volatilidad, porque deberemos adaptarnos a otra cosa. Pero nosotros tenemos una mirada de mediano plazo para recuperar competitividad.
—Mencionaban el “nuevo ciclo”. ¿Qué lo caracteriza socialmente a este recambio político?
K: La sociedad está interpelando desde lo moderno también en Vidal vs. Aníbal Fernández, e incluso al preferir a Nicolás del Caño antes que a Jorge Altamira en la izquierda. Hay modernidad. Nadie podrá ya rehusarse a un debate ni dejar de responder preguntas. Hay votos distintos dentro de las familias, conexión y sociabilidad, velocidad en la información. Eso cambia todo. Los políticos se conectan directamente con la gente. Es una nueva estructura de la sociedad