El cambio de base de la medición del crecimiento dejó como efecto colateral una menor proporción de inversión en relación con el producto bruto, según economistas de distintas orientaciones.
“Si se revisa con las nuevas bases la inversión es menor a lo que se decía, de alrededor del 18%”, señaló el economista marxista Rolando Astarita en un seminario donde se analizó la inflación y estancamiento, en la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA. El nuevo porcentaje es por lo menos cinco puntos menor al 23% que estimaron desde el Gobierno para los últimos años.
El economista Miguel Bein coincidió con el nuevo cálculo: “Hoy con las nuevas Cuentas Nacionales, la inversión en Argentina se ubica en torno al 17% del PBI, bien por debajo de la que registraron países que lograron experiencias exitosas de desarrollo y más parecida a la de Brasil, que al igual que la Argentina mantiene en promedio desde los 90 un crecimiento muy bajo, del 2,5/3,5%”.
Para Astarita, “la inversión no depende sólo de la tasa de rentabilidad, sino de una estructura social de acumulación. Faltaron medidas para generar un cambio estructural”. Y detalló que “el modelo de tipo de cambio alto falla cuando se depende sólo de esa variable”. Por eso estimó que es necesario activar a los sectores de producción de bienes transables, industriales.
También Bein sostuvo como “condición necesaria para financiar el proceso de desarrollo asociado al crecimiento de la inversión la construcción de una moneda nacional que mantenga estabilizada la demanda de pesos y permita una canalización óptima desde el ahorro doméstico hacia la inversión en equipos e infraestructura. Aunque la construcción de una moneda nacional requiere de definiciones de política de largo plazo, con costos altos en el corto en términos de crecimiento”.
Entre 2003 y 2013, esa falta de confianza hicieron que se fugaran US$ 90 mil millones del ahorro doméstico para la inversión. El ahorro en ladrillos también desvió la inversión en infraestructura y equipos. En 2013, la inversión en construcción alcanzó el 9,1% del PBI, mientras que la inversión en maquinaria y equipos equivale solamente a 4,7% del PBI, de acuerdo con las cifras de Bein.
El economista Javier Lindemboin consideró que se desaprovecharon las circunstancias particulares como la devaluación, mientras que el sistema productivo mantiene una concentración y extranjerización que imposibilita el cambio estructural. Como consecuencia, hoy, además de la menor inversión que muestran las nuevas series, “está creciendo la subocupación. El empleo asalariado privado no se ha movido. En el último año probablemente se ha perdido dotación”, agregó. Según sus datos, entre el cuarto trimestre de 2010 y 2013 cayó 1,7% el empleo protegido en la industria manufacturera y creció 3,8 el precario.