En el Ministerio de Hacienda, algunos funcionarios con pasado en universidades de los Estados Unidos tienen en mente un dato que anticipa una estrategia a mediano plazo. Repiten, en reuniones con asesores y a veces con algunos empresarios, que en la tierra que hoy preside Donald Trump el 3% de la población cambia de estado todo los años por motivos económicos. Y cotejan con que en la Argentina ese porcentaje es menor al 1%. Que esa proporción crezca es un objetivo de mediano plazo, con un sentido particular: desconcentrar el Gran Buenos Aires generando otros motores de crecimiento en otros polos productivos.
Los números, como cuenta el artículo de la página anterior, parecieran ir en ese sentido. La actividad económica, el empleo y hasta la confianza del consumidor crecen más rápido en el norte y en el centro del país, incluida una parte del interior de la provincia de Buenos Aires, que en el Conurbano.
En la Casa Rosada reconocen que descomprimir la zona metropolitana, donde hoy se nuclean unos 13 millones de personas, es un objetivo, aunque entienden que a mediano plazo. “Si hay una expansión sostenible del litio en el norte, sería razonable que una familia decidiera ir a buscar prosperidad allí”, entienden.
Indicador “de oficina”. Otra forma de ver el fenómeno es a través de un indicador poco habitual: la apertura de locales de una tienda como la multinacional estadounidense Staples, que vende artículos para oficina y que abre tiendas o bien donde hay una universidad cerca, o bien donde prevé que crecerá un entramado pyme que necesitará sus productos. En lo que va de los últimos doce meses abrió locales en Tandil, Olvarría, Pergamino y Mar del Plata. Si bien busca locales también en Capital y alrededores, todavía no pisa el GBA, donde la espanta un tema adicional: los impuestos municipales, que complican la ecuación del negocio.