El Covid-19 ha impulsado de manera definitiva el comercio electrónico por medio de plataformas que conectan de forma directa a los comercios con los clientes, aunque para ello muchas empresas se han visto desbordadas para cumplir en tiempo y forma con la distribución. Tal es así, que no son pocas aquellas que incorporaron el puesto de “desarrollador de carriers” con el objeto de identificar, promover y apoyar a los proveedores de servicios de distribución para apuntalar el incremento en las ventas.
A nivel global, el e-commerce está hoy produciendo un recalentamiento en la demanda entre Europa y Asia, mientras que el nivel de flete marítimo y de flete aéreo se triplicó en cuestión de meses. A su vez, ya sea a nivel regional o internacional, la infraestructura está sufriendo una inusual tasa de congestión, la cual incluso amenaza con ralentizar el crecimiento de las mayores economías del mundo. Una vez más, queda claro que los avances tecnológicos pueden encontrar un límite de crecimiento cuando las inversiones en infraestructura no se materializan en tiempo y forma.
La pandemia obligó a los ejecutivos a trabajar más y más online, lo cual, traducido a valor en términos de abastecimiento y logística, puede tener gran impacto en la medida que sepamos bien qué data buscar, leer, cómo interpretarla y proyectarla en operaciones futuras. La correcta lectura de ciertas variables de abastecimiento global puede generar productividad o minimizar improductividades y, por lo tanto, profundizar el sesgo competitivo de un producto exportable o minimizar los costos de abastecimiento. Previo a la pandemia, generalmente los ejecutivos no analizaban siquiera una parte de la enorme base de información existente en las redes.
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En todo caso, su acertada interpretación depende, lógicamente, del criterio y la formación del ejecutivo. Saber leer las variables globales y comprender la dinámica de la interdependencia de mercados resulta un factor clave en la toma de decisiones. Habrá entonces que saber interpretar la evolución del precio de los combustibles LSFO y HFO (Fuelóleo alto en azufre y Fuelóleo bajo en azufre, por sus siglas en inglés) para el transporte marítimo, por ejemplo. Desde luego, todo esto es muy dinámico y no representan todas las variables a considerar, sino algunas pocas dentro del sector marítimo. Análisis comparables pueden y deben realizarse para cualquier otro medio de transporte, siempre teniendo en cuenta el contexto global en el que una industria se desempeña, lo que resulta clave a la hora de optimizar costos y tiempos.
Por otro lado, la tecnología ha ayudado a optimizar la gestión de abastecimiento con los sistemas de seguimiento y ruteo de cargas globales (tracing & tracking). Hoy nos permiten tener un seguimiento en tiempo real de los suministros y así poder planificar de modo óptimo los inventarios y la línea de manufactura o, por el contrario, realizar los ajustes necesarios para minimizar las improductividades. Asimismo, los sistemas de seguimiento instalados en las unidades de transporte facilitan monitorear la calidad de las operaciones en tiempos y consumos, mientras que se cuenta con un control directo sobre el rendimiento de cada unidad de transporte y de la calidad conductiva del operario. Claramente, las habilidades conductivas y el desgaste de los equipos variarán según sea la topografía de llanura, montaña, selva o desierto, así como también su operabilidad dependerá de cuán estrictas y metódicas hayan sido las tareas de mantenimiento preventivo.
En este marco cabe preguntarse qué importancia tiene la sustentabilidad en la gestión global de abastecimiento. El mundo desarrollado demanda de modo creciente y diferenciador productos de naturaleza orgánica, sean estos materias primas o productos terminados, todo lo cual es una gran oportunidad para una lejana Argentina. La cadena de abastecimiento puede ser un elemento diferenciador que aporte positivamente a mantener y profundizar la organicidad del producto y su visibilidad como tal cada vez que el exportador o importador opere en puertos certificados en el uso de energías renovables tales como la solar y/o eólica, depósitos certificados en el uso de combustibles amigables como el hidrógeno o GNC, armadores comprometidos con las reglamentaciones de la OMI para la reducción de emisiones de sulfuro, aerolíneas con mayor corte de biocombustibles y menor carga de emisiones de CO2, remolcadores propulsados a GNL, camiones a base de H2, etc. Cuanto mayor la identificación con un perfil verde, mayores serán las chances de diferenciación e inserción en los mercados globales. En este caso, las restricciones ambientales pueden ser una gran oportunidad de diferenciación, siempre que se las interprete e internalice de manera proactiva por parte del sector empresario.
*Alejandro Arroyo Welbers: Docente de la Certificación Profesional en Gestión Técnica de Abastecimiento del ITBA.