La inflación, estanflación, hiperinflación, deflación son precisas definiciones de ciclos económicos (en su mayoría negativos para el conjunto de una sociedad) que ya pasaron de moda, aunque todavía no dejan de causar efectos. Ahora, la vanguardia económica pasa por la "agflación" o la "etanoinflación".
Un informe en el que se indicaba que el próximo año la producción de biocombustibles haría trepar el precio de los alimentos disparó hoy los precios de los granos en el Mercado a Término de Buenos Aires, donde marcaron otra jornada de excepcional suba. Eso es "agflación" o "etanoinflación". Impacto causado por la exorbitante suba de las cotizaciones de las materias primas del agro, motorizadas por la potente demanda adicional de granos para la producción de biocombustibles, etanol y biodiésel.
Así el trigo cerró hoy en la Capital Federal en 195 dólares la tonelada en los contratos pactados a enero, con una suba de 5,40 dólares. En tanto, la soja se negoció en 227 dólares la tonelada a mayo, con un alza de 3,90 dólares.
Por su parte, el maíz tuvo una suba de 2,10 dólares y cerró en 119,60 dólares, mientras que el girasol permaneció sin cambios en 320 dólares la tonelada.
Los nuevos términos se utilizan -tímidamente- aquí y en el resto del mundo, en países cuyas economías, como la Argentina, depende en gran proporción de la venta de granos. En México, la nación de las tortillas de maíz más caras del planeta, optaron por usar "etanoinflación". En los Estados Unidos se impone la "agflación" para denominar al mismo fenómeno.
Fuente: DyN