Acaba de inaugurar el centro comercial más grande de la ciudad de Buenos Aires, donde hacía diez años que no tenía un megaemprendimiento; por primera vez se hizo cargo de la presidencia del Banco Hipotecario, donde sufrió la salida de su casi mano derecha; y está atravesando un nuevo proceso en la relación de fuerzas con el Gobierno, con el que debió negociar el ingreso de los directores estatales en el directorio de la entidad financiera mixta.
Algo cambió en la vida de Eduardo Elsztain en los últimos tiempos. Como si ya no se tratara sólo del empresario que supo crecer con grandes negocios en el mundo del real estate al frente de su propia desarrolladora, IRSA, de alguien que forjó su posicionamiento a partir de detectar a tiempo las mejores oportunidades que ofrecía el mercado.
En realidad, nunca fue "sólo" eso, pero ahora más que nunca parece dispuesto a asumir otros riesgos, a intentar sacarle provecho a los momentos de crisis y a tomar todas las riendas con sus propias manos.