Sólo los productos primarios del campo y los alimentos procesados capitalizaron hasta ahora la devaluación y la baja de retenciones para aumentar exportaciones. Para la industria manufacturera, con mayor mano de obra e incidencia de costos internos e importaciones, éste se perfila como otro año de caída.
“El sector agro-alimentario será el gran ganador con la nueva política económica”, coincidió un análisis de la consultora Abeceb, de Dante Sica. Y los primeros números oficiales lo confirman: sin contar el efecto precios, las ventas al exterior de productos primarios crecieron 39% en cantidades en enero, mientras que las manufacturas de origen agropecuario (MOA), es decir los productos agrícolas procesados, crecieron 51%. Las ventas externas de industriales, en cambio, cayeron 11%.
Y es que, hasta ahora, los beneficios se dirigieron a asegurar ingresos de divisas. “Las exportaciones del complejo sojero podrían alcanzar los US$ 18.100 millones, de los que US$ 6.200 millones podrían concentrarse en los próximos tres meses”, estimaron economistas del Banco Ciudad. A eso se sumarían otros US$ 2.100 millones que todavía duermen en silobolsas. Las medidas del Gobierno favorecieron al campo y “permitirán recomponer los márgenes y liquidar stocks acumulados”, agrega Abeceb. Pero el buen desempeño no será para todos.
“El que ya estaba exportando tuvo una mejora, pero para el que arranca de cero es más difícil”, indicó el secretario del Centro de Despachantes de Aduana (CDA), Marcelo Moscoso, para quien si bien se agilizó la operatoria, la actividad no repuntó. “Brasil está parado y con voluntad de exportar bienes hacia Argentina”, remarcó también sobre el efecto del principal socio comercial.
Para Abeceb, “las industrias procesadoras de alimentos tendrán un impulso por la mayor oferta primaria y la ganancia de competitividad”, en línea también con los primeros resultados para las MOA.
Del lado de los perdedores, en tanto, están los fierros. De acuerdo con esa consultora, la venta de electrodomésticos caerá 5,3%; la producción automotriz, el 3,9%; la de petróleo y gas, el 1,5%; el sector textil caerá 1,2% y la siderurgia tendrá una baja del 1%. Además, las industrias sensibles, orientadas al mercado interno, se enfrentarán al doble desafío de un consumo menos pujante y adecuarse a un esquema con mayor rigor competitivo.
Costos internos. “A pesar de la devaluación, el aumento de los costos internos hizo que un país que se preparaba para exportar se viera frenado por la inflación”, explicó el titular de la Cámara de Comercio Exterior de Santa Fe, Jorge Sobrero. En los primeros cien días de gestión, la inflación acumuló 12% según el IPC porteño. Las cifras de la Cámara de Operadores Logísticos (Cedol), dan cuenta de un 9% de suba para el sector con los costos de transporte.
El despachante y consultor Martín Clement coincidió con el diagnóstico: “No hay boom por los costos de exportación: la inflación, los valores de los fletes y los insumos importados”. En el caso de las manufacturas industriales, la caída de la economía de Brasil tiene un fuerte impacto. “Para algunas economías regionales como el ajo en Mendoza, el 70% de lo que se exporta va a Brasil”, indicó sobre su provincia.
El Gobierno apuesta a la baja de costos laborales, reducción del déficit fiscal y de la emisión monetaria para bajar el ‘costo argentino’.
Consultado por el impacto de los costos internos, el secretario de Comercio, Miguel Braun, destacó la mejora impositiva que fue la baja de retenciones, en el marco de un plan para mejorar infraestructura y reducir las regulaciones burocráticas para generar competitividad