Guillermo Pereyra, líder del sindicato petrolero de Neuquén, el más poderoso del país, se reunió con Mauricio Macri tres veces en el último mes y medio. Esta semana conversó con él por teléfono, cuando regresó de unas minivacaciones por Madrid invitado por el embajador argentino en España, Ramón Puerta. El tema que los une es la reforma laboral del sector petrolero de la que se puso al frente el propio Macri para conseguir inversiones para Vaca Muerta, el reservorio no convencional de hidrocarburos ubicado en Neuquén al que muchos presentan como la llave para recuperar el autoabastecimiento energético. El presidente quiere, además, que ese acuerdo gremial –que establece un régimen de trabajo atado a la productividad laboral e implica una reducción de los salarios petroleros– sirva de tubo de ensayo para luego replicarlo con otros gremios como los mecánicos de Smata, el sindicato de energía eléctrica y el de la marina mercante. La iniciativa persigue el norte que desvela a los planificadores del gabinete económico, con el coordinador de la Jefatura de Gabinete Gustavo Lopetegui a la cabeza: aumentar la competitividad de la economía.
En esa estrategia Pereyra juega un papel central. El sindicalista –que a su vez es senador nacional por el Movimiento Popular Neuquino y preside la Comisión de Energía de la Cámara alta— conduce desde 1984 el gremio petrolero más importante del país, con más de 15 mil afiliados y con injerencia sobre los campos no convencionales de la cuenca neuquina. Esta semana Macri le pidió al ministro Juan José Aranguren que apure la rúbrica del documento que se viene discutiendo desde mediados de septiembre. PERFIL adelantó el 9 de octubre los puntos más destacados del nuevo convenio colectivo, que fue redactado por directivos de YPF, Pan American Energy (PAE) y Total, los tres mayores productores de gas del mercado.
En la cabeza de Macri, la fecha tope para la firma es el 15 de noviembre. Aranguren se reunió el jueves con Pereyra y con Manuel Arévalo, líder del sindicato de petroleros jerárquicos de Neuquén, en busca de cerrar los puntos del convenio que aún permanecen en discusión. El encuentro no resultó como planeaba el ex titular de Shell. Pereyra reclamó que, antes de firmar, quiere conocer en detalle los planes de inversión de las petroleras y llevarse el compromiso de los privados de que no reducirán el nivel de actividad. En la práctica, está pidiendo que lo ayuden. Sabe que sin una propuesta positiva de las empresas como contrapartida no podrá viabilizar políticamente ante las bases del gremio un ajuste salarial como el que pretende la Casa Rosada. El sindicalista descartó que el convenio pueda firmarse la semana próxima, como aspira el Gobierno. Pereyra respondió a las consultas de PERFIL.
—¿Se empantanaron las negociaciones?
—Seguramente vamos a llegar a un acuerdo, pero todas las partes tienen que poner algo. Nosotros tenemos un convenio vigente que no prevé la actividad no convencional porque cuando se firmó, en 2012, Vaca Muerta no existía. Son tareas totalmente distintas a las del convencional, porque se explota a través de un modelo factoría donde se perforan muchos pozos juntos; entonces, por ejemplo, las horas taxi que se aplican en el convencional no se pueden cobrar. Nosotros vamos a ir cerrando el convenio colectivo en la medida que tengamos señales del otro lado. Si estamos negociando un acuerdo en el que, por el cambio de las condiciones de trabajo, el salario se va a ver reducido, es necesario compensar esa baja por la eliminación del impuesto a las ganancias. Tiene que haber un régimen promocional para este sector únicamente.
—¿Y qué deben hacer el Gobierno y las empresas?
—Deben garantizar que el bolsillo del trabajador no se vea afectado. Si las empresas bajan equipos no voy a firmar. Tiene que quedar bien claro que tiene que haber nueva actividad. Para que vengan inversiones que hay que crear las condiciones, una parte pequeña la podemos crear nosotros, pero a su vez las compañías deben invertir en la explotación de gas. Quiero que todo eso esté sobre la mesa. Yo no puede firmar nada si no hablo con el cuerpo de delegados, no me quiero inmolar...